El cerebro también se entrena para ser positivo

Hay personas que nacen teniendo una actitud positiva, y ésta les compaña el resto de su vida, incluso cuando las cosas se tuercen. Otras, sin embargo, tienden a pensar en negativo y por muy bien que se les den las cosas, ven el vaso siempre medio vacío. También es cierto, que hay muchas veces que uno quiere ser positivo y resulta complicado. A los mayores, los años y la experiencia nos hacen ser más realistas y tener los pies en el suelo siempre para no llevarnos ninguna sorpresa ni hacia un lado ni hacia otro.

De todos modos, el cerebro también se puede entrenar para que genere pensamientos positivos y deje a un lado la negatividad. Para ello, hay que empezar por los siguientes puntos:

  1. Comer sano: una dieta saludable que incluya una alimentación sana y variada, beber mucha agua y dormir lo suficiente cada noche ayuda a que nuestro cerebro se encuentre más despejado y podamos ver la vida de otra manera. Abusar de la comida basura, beber demasiados refrescos o bebida rica en azúcares termina aportándonos malestar en nuestro organismo y también en nuestro estado de ánimo. Además, una buena nutrición nos ayuda a hacer bien la digestión y mejora nuestro estado de ánimo. Por su parte, privarse del sueño, nos hace sentir más irritables, hostiles e incluso enfadados.
  2. Hacer ejercicio: pocas cosas hay peores para nuestra salud y nuestro estado de ánimo que el sedentarismo. Hacer ejercicio por poco que sea siempre es beneficioso. Lo ideal es hacer al menos 30 minutos todos los días, ya sea salir a pasear a buen ritmo, dar clases de baile o hacer gimnasia. Cada cual puede elegir el ejercicio que más le guste y le motive, pero es importante no quedarse en casa estancados. Además, hacer ejercicio con cierta regularidad nos hace ser más positivos, nos permite estar en forma, vernos mejor físicamente y nos rejuvenece. Si encima podemos permitirnos salir a andar al campo y oxigenar nuestros pulmones, veremos la vida con mucha positividad.
  3. Enumerar las cosas buenas que hay en nuestra vida: aunque estemos en el peor momento, siempre hay cosas por las que seguir luchando. Es bueno sentarse de vez en cuando y recapacitar. Apuntar, incluso, en un papel aquello que tenemos y que mucha gente desearía, cosas básicas como un techo bajo el que cobijarse, un coche, ropa, un trabajo, una familia… Debemos ser agradecidos ante Dios y ante la vida, tenemos mucho más que millones de personas en el mundo y aunque estemos atravesando un mal momento, por duro que sea, siempre habrá alguien que esté peor que nosotros.
  4. Ayudar a los demás: si hay algo que nos enriquece y nos hace sentir bien, eso es dar a los demás. A veces son bienes materiales, dinero, etc. otras, nuestro tiempo, nuestra compañía, nuestro cariño. Cada uno da en la medida de sus posibilidades, pero es muy reconfortante saber que nuestra ayuda puede cambiarle la vida a mejor a mucha gente.
  5. Hacer cosas que nos gustan: en la vida hay momentos para todo, para hacer aquello que no nos queda más remedio y para disfrutar con lo que nos apasiona. Si nuestro trabajo nos deprime, busquemos algo que nos motive el resto del tiempo que tenemos disponible. Si lo que no nos gusta es nuestra vida personal, pongamos de nuestra parte. Muchas veces, ser positivo es simplemente una actitud y para eso, hay que poner muchas ganas.
  6. Dejar a un lado el estrés: llevar una vida frenética, ir corriendo a todas partes y no llegar a tiempo a ninguna, abarcar más de lo que podemos, comprometernos a cosas que no sabemos si podemos cumplir son metas absurdas que dañan nuestra mente y nuestro estado de ánimo. Todo debe llevar unas pautas y debe hacerse en la medida de las posibilidades de cada uno.
  7. Rodearse de gente buena: tener gente buena alrededor nos hace ser buenos a nosotros y solo nos pueden aportar cosas positivas, por lo que será mucho más fácil pensar bien y ser optimistas. Además, la actitud positiva es contagiosa.

Foto: Google Imágenes

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