Los abuelos no son un familiar más, son el pilar de la familia

Los niños que tienen una buena relación con sus mayores, son menos nerviosos y se portan mejor con sus padres.

Los abuelos de hoy son una pieza clave en el engranaje de la conciliación familiar, hasta el punto de que muchos se han convertido en auténticos ‘canguros’ de sus nietos, permitiendo la inserción laboral de sus hijos.

Pero además, no hay que olvidar el papel que los abuelos juegan en el desarrollo del niño hacia un ser adulto. Se trata de una relación cada vez más cercana, duradera y generosa en la que el niño disfruta y aprende de las experiencias de su abuelo, mientras que este se siente útil, activo y responsable de su pequeño descendiente.

Un estudio dirigido por Sara M. Moorman, profesora del Departamento de Sociología y del Instituto sobre el Envejecimiento de la Universidad de Boston argumenta cómo afecta psicológicamente a nietos y abuelos el estar muy unidos.

Los mayores recuperan ese espíritu de niño que llevan dentro y que abandonaron hace años, mientras que los más jóvenes ven en ellos un modelo a seguir. Esta relación de complicidad y afectividad hace que abuelos y nietos se sientan más unidos y compartan muchos más intereses a pesar de la diferencia generacional.

Esta complicidad de la que hablamos, hace que los mayores le inculquen al niño, sin darse cuenta, una serie de valores, actitudes y formas de pensar que formarán la personalidad del pequeño y le harán más seguro de sí mismo en la edad adulta. Por eso, es importante que los abuelos se sientan plenamente integrados en el núcleo familiar y que formen parte de la vida cotidiana de sus hijos y nietos, ya que, por su experiencia son un ejemplo para ellos.

Una relación estrecha entre abuelos y nietos proporciona además de un cariño incondicional por ambas partes, una mayor estabilidad y una excelente educación para los benjamines de la familia. Y es que, los abuelos son la prueba de que el amor verdadero existe.

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