Lo primero que debemos saber es que el Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que se manifiesta mediante el deterioro cognitivo y los trastornos conductuales. Se trata de la forma más común de la demencia y suele confundirse con actitudes relacionadas con la vejez o el estrés. Por eso, si tenemos cerca una persona que muestra alguno de estos síntomas, lo mejor es ponernos en manos de un médico.
El Alzheimer es una enfermedad dura tanto para el enfermo como para su cuidador, y toda paciencia es poca a la hora de afrontarla. Esto se debe en gran parte a que en ocasiones se pierde todo tipo de esperanza puesto que es incurable y terminal, suele aparecer en personas mayores de 65 años y, por el momento, no existe ningún tratamiento que la retrase o detenga.
Su forma típica es la pérdida de la memoria inmediata y de otras capacidades mentales, a medida que mueren neuronas y se atrofian diferentes zonas del cerebro. Esto hace que según va progresando la enfermedad, aparezcan la confusión mental, irritabilidad y agresión, cambios del humor, trastornos del lenguaje, pérdida de la memoria de corto plazo y predisposición a aislarse, por lo que a veces, tratar con un enfermo de estas características resulta complicado.
Cómo debemos actuar ante una persona con Alzheimer:
- Ayudar al enfermo a situarse en su entorno: poner a su alcance calendarios, relojes, agendas, y en definitiva elementos que le ayuden a ubicarse.
- Aceptar las limitaciones que tiene un paciente con Alzheimer y no obligarle a hacer cosas o actividades que antes hacía pero que ahora es incapaz.
- Utilizar palabras y frases sencillas cuando nos comuniquemos con una persona que padece la enfermedad de Alzheimer, y tratar de hablarle de forma relajada para no alterarle. También es bueno ayudarle a expresarse sobre todo cuando le cuesta decir alguna palabra, pero no confundamos ayudarle con interrumpirle constantemente, con esto último sólo conseguiríamos desesperarle más aún.
- Vestirse, bañarse, arreglarse, calzarse son tareas del día a día que en ocasiones le complican la vida a un enfermo de Alzheimer. Es en estos casos en los que debemos mostrarnos mucho más pacientes e intentar ayudarles de la mejor manera posible. Los especialistas recomiendan dejarles todo en el orden en el que tienen que vestirse, por ejemplo. De tal manera, que no se líen.
- Quererle mucho: porque aunque no te reconozca o haga cosas que te saquen de quicio, necesita tus cuidados y tu cariño.
Los cuidadores debemos armarnos de paciencia ya que al tratarse de una enfermedad tan larga (suelen durar unos diez años desde que son diagnosticados) en ocasiones desespera. Pero debemos tener siempre presente que ellos no son conscientes de la mayoría de las cosas que hacen y que con mucho amor y mimo los enfermos se sentirán protegidos y alejados de sus miedos.
También es recomendable llevarles al médico con frecuencia, ya que con enfermedades de este tipo tendemos a descuidar el resto de la salud del paciente. Además, un buen especialista nos asesorará a nosotros, los cuidadores, para que actuemos de la mejor manera posible siempre.
El papel del cuidador es de máxima importancia ya que de nosotros dependerá que el enfermo de Alzheimer viva lo mejor posible, por eso también es fundamental que un cuidador se encuentre bien, animado, y tenga tiempo para sí mismo, puesto que sólo si está bien consigo mismo podrá estarlo con los demás.