Hacer deporte es siempre saludable, pero con la edad debemos tener en cuenta que es muy importante complementarlo con una buena y equilibrada nutrición.

Por este motivo, os facilitamos una serie de pautas para que hacer ejercicio y comer bien vayan siempre unidos.

1. No hacer comidas pesadas antes de hacer ejercicio: comer en exceso puede bajar nuestro rendimiento e incluso hacer que nos sintamos mal o hagamos una mala digestión. Las comidas grasas son difíciles de digerir, al igual que aquellas que tienen altos niveles de azúcar. Los huevos escalfados con una tostada, un plátano, copos de avena con leche, son alimentos muy saludables para hacer deporte al rato de comer, ya que nos ayudarán a tener energía de repuesto.
2. Es bueno hacer paradas cada media hora de ejercicio: no es necesario darnos una paliza todos los días, lo ideal es mostrarse comedido a la hora de hacer deportes varios. Comer algo (carbohidratos, glucógeno, etc.) cada hora de ejercicio es lo idóneo, ya que nuestro organismo almacena estas sustancias el equivalente a dos horas de ejercicio, por lo que no es bueno llegar al límite de nuestras reservas.
3. Beber abundante agua o bebidas isotónicas: es importante mantenerse hidratado y más con los excesos de calor del verano. Al hacer ejercicio, aumenta la temperatura de nuestro cuerpo, es por esto que sudamos para liberar el calor y perdemos gran cantidad de líquido que debemos reponer para no encontrarnos mal o desfallecer.
4. Consumir proteínas e hidratos de carbono para recuperarnos más rápidos después de hacer deporte: la tortilla, las ensaladas, el pan, el atún o pescado azul, son algunos de los alimentos ricos en estas sustancias tan beneficiosas para nuestro organismo. Si no tenemos mucho tiempo un buen vaso de leche con cacao también es un alimento rico y muy recomendable después de hacer ejercicio.
5. No es recomendable experimentar con alimentos nuevos antes de hacer ejercicio: lo más apropiado es comer cosas que sabemos seguro que no nos van a hacer daño y dejar los experimentos para otras ocasiones.

Tener una alimentación equilibrada rica en proteínas y nutrientes como el pescado, la carne, los lácteos o las legumbres, en carbohidratos como el arroz o las lentejas y evitar, en lo posible, el consumo de azúcares añadidos. También existen complejos vitamínicos para completar el desgaste diario, pero os recomendamos que sea un médico quien decida si los necesitamos o no.

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