Se llaman Juan y María, llevan casados más de 46 años y ambos son octogenarios. Hace unos meses María se puso enferma y tuvo que ser ingresada en un centro de la Tercera Edad con ayuda hospitalaria. Mientras tanto, Juan seguía viviendo, con una ayuda asistencial dos días a la semana, en la casa que ambos tienen en Tenerife. No les permitían vivir juntos, puesto que Juan tenía los achaques propios de la edad, pero no necesitaba los mismos cuidados que su esposa.
Algún tiempo después, el anciano, de 82 años, acudió al hospital aquejado de algunos problemas de salud, pero su máxima preocupación era no poder llamar a su esposa dos veces al día como había hecho hasta ahora. Esto hizo que un trabajador del centro le facilitara un dispositivo para que Juan pudiese hablar con su mujer y así tranquilizarse. Su conversación fue tan bonita y tan cargada de amor que el chico decidió acompañar a Juan a ver a María. Para ello, pidió los permisos pertinentes en el hospital y llevó al hombre sentado en una silla de ruedas hasta la residencia en la que se encontraba su amada.
Cuando se vieron, ambos se fundieron en un abrazo interminable y eso conmovió de tal manera al joven trabajador del centro que decidió publicar algunas fotografías del enternecedor momento en su perfil de Facebook y dar a conocer la historia entre sus contactos.
Las imágenes eran tan conmovedoras que pronto se viralizaron y llegaron hasta la Consejería de Acción Social del Cabildo de Tenerife, desde donde han confirmado que debido a la mejora del estado de salud de María será trasladada a un centro de menor perfil hospitalario en el que también hay plaza para Juan.
Una magnífica noticia para ambos y un infinito agradecimiento a David Rodríguez, el trabajador del Centro Especializado de Atención Urgente (CEAU) de Icod de los Vinos que hizo pública esta historia y que ha conseguido el milagro de que María y Juan puedan pasar juntos lo que les quede de vida.