El poder del calor

Junto con la zumba -un ejercicio parecido al aerobic, pero basado en ritmos latinos- el Brikram Yoga es el ejercicio de moda. Todavía es algo elitista, pero -como pasa siempre que una modalidad deportiva está en boga- probablemente cada vez sean más los gimnasios que adapten sus instalaciones para la práctica de esta disciplina.

En el caso concreto del Bikram Yoga, hay mucho que adaptar, ya que las clases se realizan a 42 grados de temperatura. Durante las mismas se realizan 26 Asanas, o posturas propias del Yoga, durante una hora y media. Las altas temperaturas favorecen, por un lado, la eliminación de toxinas y líquidos retenidos, mientras que, por otro, propician una elasticidad muscular imposible de alcanzar a una temperatura normal. Esto lo convierte en un ejercicio muy eficaz para perder peso y para tonificar y endurecer las articulaciones (se pierden entre 500 y 1000 calorías por sesión), así como los músculos de casi todo el cuerpo.

Su componente de meditación, combinada con la dureza del ejercicio ayuda a mejorar el estrés, la concentración o a disminuir el insomnio. Además estimula la circulación, corrige la postura, propicia el buen funcionamiento del sistema inmunitario y mejora el funcionamiento de los órganos internos.

Eso sí hay: que practicarlo en un lugar seguro, cuidar mucho la hidratación durante todo el día anterior y haber comido en las cuatro horas anteriores a la clase. También es importante exigirse en la medida de nuestras posibilidades; la perfección en las Asanas de un joven y un anciano nada tiene que ver, pero el ejercicio es igual de beneficioso para ambos, siempre y cuando no sufran ninguna dolencia que no permita su práctica.

El Bikram previene enfermedades propias de mayores, como la hipertensión y el reumatismo, y ayuda notablemente a quienes las padecen. Además, ralentiza el envejecimiento: una buena opción para empezar a fortalecerse en el Año del Envejecimiento Activo.

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