El perfume de nuestros recuerdos

Hay olores que nos trasladan automáticamente a momentos concretos de nuestra vida. Perfumes que nos recuerdan a nuestra niñez, a un ser querido que ya no está con nosotros y fragancias que nos alegran el día.

A veces, es un simple olor que dura unos segundos, el perfume de alguien con quien nos cruzamos por la calle, otras la colonia que nos ponemos sólo para momentos especiales,  también el olor a humedad o a césped recién cortado que nos traslada a un lugar o a una época. Olores que nos relajan como se relaja un recién nacido cuando huele a su madre o como el olor a limpio de unas sábanas que acaban de cambiarse o el de las flores cortadas en el campo. Olores que alimentan como el del pan horneado, la empanada de la abuela o el del zumo de naranja recién exprimido.

Hay tantos olores como gustos, desde los más afrutados, los florales, a madera, los cítricos, etc. Los hay que dejan rastro y otros que enamoran. La elección de cada uno es muy personal, pero lo que es seguro es que si alguien huele ese perfume en otro lugar o en otra persona, les recordará a nosotros.

Los olores pueden hacer que nos sintamos mejor. Hay quien utiliza determinadas fragancias en momentos concretos. No es algo extraño, puesto que el 75% de nuestras emociones está relacionado con los olores y una determinada fragancia puede cambiar nuestro estado de ánimo o nuestro comportamiento.

Nuestro olor también define nuestra personalidad. Hay personas fieles a un mismo perfume desde hace años y otras que cambian sin cesar. Perfumes fuertes y contundentes que embriagan al pasar y colonias suaves y frescas que se evaporan a los pocos minutos. Probablemente, nuestro olor sea parte de nuestra carta de presentación. Y a ti, ¿qué tipo de fragancia te gusta más?

Foto: Google Imágenes

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