Su nombre real es Elena Mikhailovna, tiene 89 años, es rusa y su pasión es viajar por el mundo y conocer gente. Lo hace desde que cumplió los 83 y gracias a la pensión que cobra de su marido ya fallecido, un antiguo militar con el que tiene una hija y con el que se casó joven.
Baba Lena ahora procura disfrutar de la vida y darse algún que otro capricho, trata de recuperar el tiempo perdido ya que su infancia y juventud no fueron fáciles. Creció huérfana y sobrevivió a la II Guerra Mundial arando los campos con bueyes para la siembra, poco después se casó y tuvo a su única hija, pero cuando parecía que todo iba bien, su marido comenzó a beber y a maltratarlas a las dos. A pesar de todo, esta aventurera anciana es muy positiva y sólo piensa en que gracias a él ahora tiene una hija maravillosa, dos nietos y un sueldo que le permite viajar por el mundo al menos un par de veces al año.
Mikhailovna ha visitado ya Turquía, Polonia, Vietnam, Alemania y la República Checa. Esta última es su favorita, y aunque ha viajado a este último lugar ya cinco veces, procura ir al menos una vez al año y prolongar su estancia hasta tres semanas cada vez que va. Dice que así descansa en sus aguas termales y recarga las pilas para que el resto del año no se le haga cuesta arriba en su país.
A pesar de su edad, Baba Lena es fuerte como un roble, viaja con la única compañía de un bastón y una mochila donde lleva sus cosas, sube en moto y hasta en camello, prueba la gastronomía de los diferentes lugares y hace amigos allá donde va.
El único problema de salud que tiene a sus 89 años, además de los achaques propios de la edad, es la vista, de la que se operó el año pasado y no quedó bien, por eso volverá a repetir la intervención este mismo año. Baba Lena no tiene miedo, confía en que todo va a salir bien y hasta ha pensado que su próximo destino, ya con 90 años cumplidos será Israel. ¡Qué gusto da encontrar gente así por el mundo!