Budapest y sus aguas termales

La capital húngara es famosa por sus ruinas romanas, su arquitectura gótica y barroca, sus baños turcos, la belleza del Danubio y la amabilidad de sus gentes.

Desde luego, en una visita relámpago, no podemos dejar de ver la Avenida Andrássy (patrimonio de la Humanidad), el puente de las cadenas o la Basílica de San Esteban, considerada la sinagoga más grande de Europa.

Pero si hay algo bueno, saludable y más que apetecible que tiene esta ciudad, eso son sus cerca de 120 fuentes termales con aguas que brotan a temperaturas de 21 a 78 grados centígrados. 70 millones de litros diarios de agua que revitalizan cuerpo y mente.

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Entre los más destacados paraísos termales que tiene la ciudad, destacan el de Széchenyi Bath and Spa, el de Gellért Spa and Bath, el de Rudas Thermal Bath y el de Veli Bej Spa, cuatro selectos lugares de la capital húngara, que no podemos dejar de ver y, si es posible, disfrutar…

Los baños termales son muy recomendables par las personas mayores ya que resultan muy beneficiosos para nuestro organismo y alivian muchos problemas típicos de la edad. Entre sus propiedades destacan:

  1. Aumentan la temperatura corporal, lo que hace que mueran muchos gérmenes y virus.
  2. Incrementan la circulación sanguínea y la oxigenación por lo que eliminamos toxinas.
  3. Estimulan las defensas del organismo.
  4. Tienen poder analgésico y calmante de dolores.
  5. Estimulan las secreciones del estómago y el hígado y facilita la digestión.
  6. Gracias a sus minerales (ser magnesio, calcio, azufre y carbono) son muy buenos para el sistema nervioso y relaja la mente.
  7. Se recomiendan para enfermedades de la piel como la psoriasis, los hongos y la dermatitis que pueden mejorar notablemente con estos baños curativos.
  8. Reconstituyen y tonifican.

Foto: Google Imágenes

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