Que hay viejos que no han cumplido las 3 décadas y que existen espíritus jóvenes con 60 ó 70 años en su haber es algo que ya sabíamos, pero esta semana hemos conocido la noticia que lo confirma: investigadores en Nueva Zelanda han demostrado que la edad biológica no siempre se corresponde con la edad real.
El estudio, publicado este lunes en una revista americana, indica que algunos signos de envejecimiento pueden detectarse antes de cumplir los treinta años y se llevó a cabo sobre una muestra de 954 personas nacidas en Nueva Zelanda entre 1972 y 1973, a quienes se les miró el funcionamiento de los riñones, los pulmones, el hígado, la salud dental, las funciones metabólicas, los vasos sanguíneos oculares y el sistema inmunológico a los 26, 32 y 38 años. Además, se midieron los niveles de colesterol, el estado físico y la longitud de los telómeros, que son unas capas protectoras que tienen los cromosomas y que se acortan con la edad.
En base a esas medidas, los investigadores otorgaron una “edad biológica” a cada participante, todos de 38 años de “edad real”. El resultado fue que, aún teniendo todos esa misma edad, algunos se encontraban en una edad biológica por debajo de los 30 años y otros estaban cercanos a los 60.
Estos descubrimientos “nos dan la esperanza de que un día la medicina podrá ser capaz de ralentizar el envejecimiento y de ofrecer a la gente unos años más activos”, explica la principal autora del estudio, Terrie Moffitt, profesora de Psicología y de Ciencias en la Universidad de Duke (Estados Unidos).
Foto: Google Imágenes