La vista cansada es uno de los problemas visuales más frecuentes y afecta a más del 80% de la población mayor de 45 años en nuestro país y llega hasta un 98% en los mayores de 65.
Esto sucede porque a medida que cumplimos años, el cristalino, encargado de enfocar los objetos que están cerca o lejos, se pone cada vez más rígido y pierde elasticidad y potencia. Esto hace que, por ejemplo, si queremos ver bien un objeto que está cerca, tengamos que alejarlo un poco para enfocarlo bien.
Cuando la presbicia es muy avanzada se necesitan gafas o lentillas. También existe la posibilidad de operar, bien mediante la implantación de una lente intraocular multifocal, bien con un tratamiento láser.
Los principales síntomas que notamos cuando tenemos la vista cansada son que no vemos con nitidez algunos objetos (sobre todo los que están cerca), nos cuesta más esfuerzo leer por las noches, necesitamos más luz para cocinar, coser, conducir, etc., tenemos la necesidad de alejar los objetos para poder verlos mejor, la aparición de cefaleas frontales, etc.
Tener la vista cansada es inevitable y está estrictamente unido a cumplir años. Es algo que, por tanto, no debe agobiarnos y que debemos consultar con un especialista en caso de notar los primeros síntomas porque será él quien mejor pueda indicarnos las posibles soluciones en nuestro caso.