A todos nos gusta coger un poco de color en verano. Es evidente que una piel bronceada luce más que una sin broncear. Los colores vivos y la ropa de esta estación del año destaca más si estamos morenos, pero ¡ojo! Tener una piel bonita, cuidada y dorada es más sencillo si se cumple con los siguientes consejos…
- Mantener la piel limpia antes y después de tomar el sol: la higiene diaria y el uso de productos suaves que no alteren nuestro Ph es fundamental. En verano es recomendable utilizar jabones y cremas que no irriten ni estén muy perfumados. En cuanto a los geles exfoliantes son muy recomendables, ya que nos ayudan a eliminar las impurezas y pieles muertas muy habituales después de una prolongada exposición solar. Una vez que nos hayamos secado bien con la toalla, pasaremos a hidratar nuestra piel con cremas y aceites especiales para ello.
- Utilizar la protección solar adecuada: hay zonas de nuestro cuerpo que se muestran más sensibles al sol. La cara, el escote y los hombros necesitarán, seguramente, una más alta protección que el resto del cuerpo. Lo ideal es aplicarse la crema protectora unos 30 ó 40 minutos antes de tomar el sol y lo recomendable es aplicarse al menos un 15 de FPS.
- Tomar el sol poco a poco: las primeras veces que nos ponemos el traje de baño, nuestro cuerpo está pálido, ya que no ha recibido ni un rayo de sol en todo el largo invierno, por eso debemos hacerlo en varias sesiones y no tratar de broncearnos en un solo día. Es mucho mejor ir subiendo de tono poco a poco que abrasarnos en nuestra primera toma y sufrir quemaduras en la piel.
- Beber abundante agua: al tomar el sol perdemos gran cantidad de agua de nuestro organismo, por eso, es bueno beber constantemente para evitar la deshidratación.
- Tomar alimentos que preparan la piel para tomar el sol: todos aquellos que contienen vitaminas E y C como las naranjas, los kiwis, las fresas, las verduras, las hortalizas, etc. Nos ayudarán a tener una piel estupenda y a coger un color envidiable este verano.
