Amaneció el 22 de diciembre frío pero con un sol… y mientras millones de españoles soñaban con que su número fuese agraciado con el “gordo” de Navidad, un pequeño grupo de “locos” salimos rumbo a Covadonga a ver a la Santina, con la intención de llegar a Cangas de Onís en el autocar y hacer el resto andando, todos juntos hasta la Santa cueva y decirle a nuestra patrona: “Virgen de Covadonga, déjanos como estamos y que podamos volver el año próximo con salud y alegría, como este”
Llegados a Cangas de Onís, empezamos a darle a la zapatilla para quitarnos el frío y al poco ya sudábamos.
Solo quien conoce estos parajes, quien vio los Picos de Europa, esos picos que Dios creó para dejarnos a todos con la boca abierta, coronados de neblina, guardianes de este valle y de este parque, moteados con restos de la última nevada, brillantes y bellísimos a la luz del sol, sabe que no miento, que esto es el Paraíso en la tierra, en “mi tierrina”- Tras una horitas de marcha, con la calma del que sabe que la Santina no se va a marchar, pero sin querer hacerle impacientarse, surgen recortándose entre arboledas y picachos, las cúpulas de la Basílica y créanme que el alma se dispara y es como si nos inyectaran “espabilina”.
Subimos la última cuesta y las muchísimas escaleras para arrodillarnos al pie de nuestra patrona y entonces los rezagados del grupo se nos acercan haciendo aspavientos y santiguándose mientras se ríen y le tiran besos a la Santina, musitando: gracias, gracias… esto es un milagro, un milagro.
Cuando conseguimos que nos cuenten lo que pasa, nos enteramos que nos había tocado un número posterior al segundo premio y con ello un pellizco, pero que pellizco, al que menos 200.000 pts. de las de 1996.
Todos los integrantes del grupo de montaña “Ensidesa Gijón”, fuimos agraciados y no nos quedó la duda de que nuestra Santina estaba en el “ajo”, pues qué casualidad que estando todos juntos haciéndole una visita es cuando nos llega el notición del premio.
¿Es o no para creer que fue un “manejo” celestial?
