El Papa Francisco conmueve a con su discurso durante la Fiesta de las Familias del Año de la fe y destaca la importancia de los abuelos.

“¿Cómo es posible, hoy, vivir la alegría de la fe en familia?” El Papa Francisco lanzaba esta pregunta a la audiencia durante el discurso de acogida a la celebración de la Fiesta de las Familias del Año de la Fe, que congregó a los miles de asistentes que se acercaron a Roma, en peregrinación a la tumba de San Pedro. Hoy en día no parece fácil responderla, la crisis no ayuda; la sociedad, tampoco; sin embargo el Sumo Pontífice nos dio una respuesta clara y contundente: se puede gracias al amor. Más allá de los problemas del día a día, de las fatigas y las desavenencias está el amor. En primer lugar, el de Dios para los hombres: ‘Venid a mí todos los que están cansados y oprimidos, que yo os aliviaré’, dice Jesús: ‘quiero que vuestra alegría sea plena’. Con confianza, con fidelidad a Dios, no hay obstáculo insuperable. Por otro lado, están los vínculos de amor que unen a los distintos miembros de la familia y que, como es obvio, no entienden de dificultades, permanecen siempre unidos y son mucho más profundos de lo que parecen.

Eso sí, hay que cuidarlos. Francisco también nos dio la receta de cómo hacerlo “Permiso, gracias y perdón”. Son las tres cosas necesarias para que una familia funcione. Pedir permiso, compartiendo decisiones, consensuando; dar las gracias por todo lo que cada día hacen por nosotros los demás miembros de nuestro hogar; y saber pedir perdón. Poniendo a los demás por delante, todo es más sencillo.

Antes de despedirse, una vez más el Papa quiso también hacer referencia a los abuelos, recordándonos lo importantes que son en nuestra sociedad: “¿Ustedes escuchan a los abuelos?, ¿le abren el corazón a la memoria que nos dan los abuelos? Los abuelos son la sabiduría de la familia, la sabiduría de un pueblo, y un pueblo que no escucha a los abuelos es un pueblo que muere. Hay que escuchar a los abuelos“.

Vale la pena leer la el discurso completo del Papa Francisco; así como el resto de homilías que ha pronunciado estos días. Las palabras de Francisco, llenas de alegría y de esperanza, nos recuerdan el verdadero valor de la vida en familia.

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