¿Un problema de edad?

Nunca es agradable que un debate popular se inicie tras un acontecimiento fatídico aunque, sin embargo, y por desgracia, casi siempre sucede de este modo. Esta semana a todos nos ha sorprendido y conmocionado la terrible historia de El Salobral (Albacete), donde un hombre de 39 años de edad se ha suicidado después de matar a su pareja, una adolescente de 13 que había decidido romper la relación.

No era la primera vez que los padres de la menor denunciaban la situación en la que se encontraba su hija a las autoridades que, por otro lado, poco podían hacer, ya que la ley permite la relación entre adultos y menores de edad, a partir de los trece años, siempre y cuando sea con el pleno consentimiento de la menor. Y este era el caso.

Pocos días después de la tragedia, Carmen Quintanilla, presidenta de la Comisión de Igualdad del Congreso de los Diputados, ha mostrado su intención de realizar cambios tanto en la edad de consentimiento sexual, como en la de contraer matrimonio. Para Quintanilla «Las niñas de 13 años no tienen la misma madurez que las niñas de hace 30 años. La situación ha cambiado mucho. Estamos en una época en la que las familias sobreprotegen a los menores. A esa edad, están empezando a madurar pero no están preparadas para consentir las relaciones sexuales. Lo mismo ocurre con la edad de matrimonio, ya que a los 14 años nadie está capacitado para casarse y tener hijos. Éstos son dos temas que habría que abordar».

Ciertamente, el nuestro es uno de los países de la Unión Europea donde la edad de consentimiento sexual es más baja y, una vez abierto el debate, parece lógico revisar en profundidad este tema. Sobre todo para que no seamos víctimas de ciertas incongruencias. Y es que no deja de ser sorprendente que las menores puedan abortar sin autorización paterna a los 16, mantener relaciones sexuales desde los 13, casarse a los 14; pero no puedan tomarse una cerveza o conducir hasta los 18.

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