No es difícil recordar cómo en nuestra infancia los usos en el vestir playero eran abismalmente distintos de los de hoy en día. El cambio de atuendo implica muchas cosas pero, sobre todo, una permuta en la mentalidad social. En el caso del siglo XX esta transformación ha sido vertiginosa y, sin duda alguna, se trata de un siglo donde las rupturas en materia estética se han sucedido una detrás de otra, dando lugar a cambios más contundentes en tan sólo 100 años que los que se pueden registrar en el paso de un milenio.

Centrándose en una prenda de vestir muy concreta -el bañador- el Museo del Traje de Madrid nos propone un recorrido visual por los cambios que este atuendo ha experimentado a lo largo del siglo XX, gracias a esta muestra, que ya pudo verse en el Museo Balenciaga. Las prendas, como antes señalábamos, nos hablan de muchas cosas más allá de su corte y su sentido estético. Nos hablan de mostrar y no mostrar, de moral, de modernidad y de otros conceptos –esta vez mucho más relacionados con la moda- como la elegancia, el saber estar o la inspiración retro.

Las piezas parten de los primeros vestidos de baño del XIX, para llegar a las prendas más exclusivas, diseñadas por algunos iconos de la moda del siglo XXI. Se trata de asombrosos modelos, procedentes de importantes colecciones de Europa y Estados Unidos, a los que acompaña un interesantísimo material gráfico y audiovisual.

De este modo, la muestra –que permanecerá abierta hasta el 13 de enero de 2012- nos introduce de pleno en la evolución técnica y estética de esta prenda, mientras plantea un debate abierto sobre cuestiones tan actuales como nuestra actitud frente a la desnudez o la problemática del canon de belleza establecido que, habiendo degenerado casi hasta rozar lo enfermizo, también ha sido objeto de importantes transformaciones.

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