Tendencias favorables a la conciliación familiar

La lucha por la conciliación familiar prosigue. Se ha hablado mucho de ella, incluso en estas páginas, pero de momento parece más la percepción de una necesidad que la constatación de un cambio real y efectivo.

Sin embargo, algunas empresas ya se han dado cuenta de que la insensibilidad hacia los problemas de sus empleados para construir una familia acaba por dar malos resultados. No sólo no aumentan la productividad (la más baja de Europa según la OCDE y uno de los problemas económicos más graves que puede afrontar nuestra economía), sino que provocan desapego y pueden propiciar la fuga de talentos.

Porque los estímulos que motivan a los trabajadores del presente son distintos a los de otras épocas, y la flexibilidad o conciliación de horarios son uno de los aspectos más valorados. Sobre todo cuando pueden ejercerse sin temor a represalias o postergamientos laborales. Y los departamentos de recursos humanos saben que ese tipo de políticas no sólo son más razonables socialmente, con su contribución a crear una sociedad más armónica, sino que resulta un atractivo para atraer a personal cualificado y mejorar la competitividad.

El gobierno ha querido dar ejemplo con su Plan Concilia para los empleados de la Administración Pública y que incluye medidas para facilitar el cuidado de hijos y personas dependientes o el teletrabajo. Sin embargo, es el sector privado al que corresponde el peso de la transformación. Posibilidades como el disfrute de reducciones de jornada, la flexibilidad horaria, tiempo suplementario en los permisos de paternidad, la realización de parte del trabajo en casa o la garantía para las mujeres de no verse relegadas por causa de una maternidad son algunos de los pilares de esa agenda.

De momento algunas empresas representativas, como Bankinter, IBM o Microsoft ya han iniciado políticas de ese tipo, la nueva ciudad del BSCH cuenta con servicios de guardería y compañías como Mazda impiden la convocatoria de reuniones después de las cinco de la tarde, por poner algunos ejemplos. Medidas que marcarán tendencia según algunos, excepciones que confirman la regla para los más pesimistas o simples parches que no abordan el verdadero problema: la necesidad de una jornada más concentrada, menos dilatada y más productiva. Sólo así el trabajo no será un impedimento para el disfrute sensato de la propia familia.

 

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