Hay inversiones que merecen la pena. Esta parece ser la conclusión del informe que, hace unas semanas, ha presentado Fundación Salud 2000. Con el título “Telemedicina: bases para la futura regulación de un mercado emergente” el texto nos revela que potenciando las tecnologías asociadas a la salud, podríamos ahorrar hasta un 20% del gasto farmacéutico.
Ciertamente, gracias al gran avance que durante las últimas décadas se ha vivido en las tecnologías de la información y de las comunicaciones, así como al uso generalizado de internet en los hogares españoles -por no hablar de las infinitas aplicaciones móviles, incluyendo el uso del 3G- es posible plantearse que, de cara al futuro, nuestro día a día, también en el ámbito de la medicina, está avocado a cambiar de manera radical.
Si el desarrollo de la Telemedicina sigue el camino por el que se adentra, en poco tiempo veremos nacer una sanidad más sostenible, pero también mucho más cómoda para todos los enfermos. Ahorraremos en costes y mejoraremos en eficacia, ¿se puede pedir más?
Los dos campos que están en pleno desarrollo actualmente son la telerradiología y el seguimiento domiciliario de enfermos crónicos, pero no son los únicos. En los últimos años también se han ido desarrollando historias clínicas informatizadas y se estudia la forma de instaurar las recetas digitales; dos cuestiones que, sin duda, de ser aplicadas ahorrar mucho tiempo, tanto de médicos como de enfermos.
Evitar desplazamientos, instaurar programas remotos para controlar enfermedades como la diabetes, la hipertensión o el colesterol y enviar los resultados de forma on-line son cuestiones que, en pocos años, se pretende implantar. Se habla también de las tele-consultas médicas, un tema mucho más peliagudo, que cuenta con seguidores y detractores, pero que, para ciertos enfermos podría resultar muy interesante.
Se trata, por tanto, de avances muy importantes, que además de mejorar la calidad de vida de nuestros mayores, constituirán un cuantificable ahorro en salud. Y es que, ya lo decíamos al comienzo: hay inversiones que merecen la pena…
