El uso de equipos electrónicos es amplio en la sociedad de hoy en día.Desde teléfonos móviles hasta ordenadores, nuestra vida cotidiana está repleta de aparatos que llegan al hogar o a la oficina y éstos están construidos con materiales que a veces pueden resultar muy tóxicos o en cuya fabricación se han empleado procesos que producen emisiones contaminantes; se transportan produciendo emisiones de CO2 en mayor o menor medida, eso sin contar la contaminación que causa el propio consumo energético de los aparatos o los residuos que quedan cuando nos deshacemos de ellos.
Teniendo en cuenta una multitud de factores diferentes como los mencionados, Greenpeace lleva realizando anualmente desde 2006 unRanking de la Electrónica Verde (Guide to Greener Electronics), una lista con las empresas (se incluyen tan solo 15 firmas) fabricantes de tecnología que contaminan menos. Este año la ‘vencedora’ como empresa tecnológica ‘más sostenible’ ha sido Hewlett Packard, más popular como HP, que ya el pasado 2010 estaba entre los primeros puestos, detrás de Nokia (este año en tercer lugar después de haber tenido el liderazgo de la lista durante los últimos tres años), y de Sony Ericsson (ahora ocupa el puesto 6). En esta ocasión a HP se le ha reconocido la estrategia de sostenibilidad en sus operaciones, así como la política de eficiencia energética, aunque puntualiza que puede mejorar en lo relacionado con productos verdes.
Pero probablemente lo más llamativo de la edición de este año es la escalada de Dell, que se ha colocado en el segundo puesto cuando el pasado año estaba entre los últimos, en la décima posición. Un avance gracias a iniciativas como el uso de la energía solar en sus locales. En el lado opuesto, al final de la lista, se sitúan las empresas Toshiba y RIM (fabricante de la Blackberry) que cierra la lista a la espera de que ‘mejore la información y revelación de su rendimiento medioambiental’.
Hay que considerar que el hecho de que una empresa con productos más respetuosos con el entorno no sólo es beneficioso desde el punto de vista medioambiental, sino también económicamente, ya que, en un mercado que cada vez es más competitivo, ser ‘más verde’ que la competencia es en ocasiones un buen argumento de marketing, y así una empresa puede ver cómo sus productos son mejor recibidos por los compradores.
