La Puerta de los Leones del Congreso de los Diputados se abre para despedir con todos los honores al primer Presidente de la Democracia. Don Adolfo Suárez nos dejaba ayer a las 15:03 horas con 81 años por culpa de una neumonía. Hacía 11 años que el que fuera presidente del primer Gobierno de la Democracia no recordaba quién era. El Alzheimer le hizo olvidar que, gracias a él, España empezó a ser libre a finales de los 70.

Era un político de raza, de los de antes, que amó España por encima de todo. Un hombre valiente, con un riguroso sentido de Estado y unos firmes principios religiosos y morales que le acompañaron a lo largo de su vida.

Dicen de él que fue muy mal estudiante. Le cambiaron varias veces de colegio, pero él prefería el deporte, las fiestas o jugar a las cartas. Suárez vivió la vida con intensidad. Era el líder indiscutible de su pandilla y su vida empezó a cambiar cuando conoció a la que fue su gran amor, Amparo Illana, con la que se casó y tuvo 5 hijos y 4 nietos.

Estudió Derecho y pronto consiguió su primer trabajo en Ávila, poco después se doctoró y desempeñó diferentes cargos dentro de las estructuras del franquismo. Tras la muerte de Franco, formó parte del primer gabinete de Arias Navarro.

Pero fue en el año 76 y por expreso deseo del Rey Don Juan Carlos, quien le ha definido como “su amigo leal” y “excelente colaborador”, cuando Adolfo Suárez formó Gobierno. Para ello, supo reunir a falangistas, socialdemócratas y liberales, y eligió como vicepresidente al Teniente militar Manuel Gutiérrez Mellado. Un movimiento estratégico gracias al cual aplacaba a todas las castas políticas y militares del momento.

En el 77, Suárez ganó las primeras elecciones generales de la democracia con UCD y en el 79 ganaba por segunda vez, iniciando su tercer mandato como Presidente del Gobierno de España hasta que en enero del 81 se vio obligado a dimitir de su cargo amenazado por una moción de censura liderada por el PSOE.  Un momento complicado, más tarde, en la política española cuando se vivió el intento de Golpe de Estado del 23F y el ex Presidente supo enfrentarse con valentía y dignidad al arma cargada que le apuntaba del general Tejero.

Años difíciles los que tuvo que vivir el Presidente, pero mucho peores los que le quedaban por  vivir a la persona cuando, años más tarde, su esposa fallecía a causa de un cáncer de mama, algo que, sin duda marcaría el declive de este político de diálogo pacificador y mirada triste.

Así que Suárez empezó a olvidar justo cuando la Historia le hacía justicia. El Alzheimer le evitó vivir conscientemente la muerte de su hija, a causa de la misma enfermedad que su mujer. No se enteró cuando el Rey fue a entregarle la medalla del Toisón de oro, la máxima distinción en España. Y tampoco se dio cuenta de que su memoria permanecerá por siempre en los libros de Historia… porque él lo olvidó todo, pero este país tiene demasiado que agradecerle como para olvidarle a él.

Los ejércitos de Tierra y Aire velan hoy, en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso de los Diputados, al que fuera la figura más importante de la Transición española. Durante 24 horas su féretro, cubierto con la bandera de España, será homenajeado por miles de personas. Y el miércoles, sus restos mortales descansarán para siempre junto con los de su esposa en el Claustro de la Catedral de Ávila, su ciudad natal. El lunes próximo, 31 de marzo, se celebrará un funeral de Estado en la catedral de La Almudena en Madrid.

¡Descanse en Paz, Presidente!