Seguridad hogareña

Los robos a casas son algo común, especialmente en estos tiempos en los que predominan los vecindarios poco frecuentados y viviendas en las que no hay nadie que les sorprenda.


 


Por ese motivo, además de guardar todas las prudencias suficientemente divulgadas (evitar todos los signos visibles y proclamas que anuncien nuestra ausencia o partida) hay quienes piensan en poner más medios al servicio de la protección de su casa.


 


Las puertas reforzadas son el más ordinario, porque esa es la vía de entrada más común según las estadísticas. Es notorio, como puede confirmar cualquier cerrajero, que las puertas comunes ofrecen muy poca resistencia a verdaderos especialistas del asalto que se hayan propuesto entra en nuestra casa. Hoy muchos pisos de nueva construcción ya incluyen de serie puertas reforzadas, si bien existe una diferencia entre las blindadas y las acorazadas. Mientras que las primeras dan más garantías, pero son todavía vulnerables a palancas, las segundas –algo más caras- suelen ser disuasorias para los ladrones, por la complejidad que supone forzarlas.


 


Sin embargo, otras vulnerabilidades en la construcción, así como la impagable tranquilidad, puede llevar a demandar soluciones a medida: aquellas que ofrecen las empresas de seguridad.


 


Ciertamente desbordaría los márgenes de este artículo analizar una a una esas ofertas, que además son muy cambiantes y sujetas a promociones de variado signo. Por ejemplo, es muy común que las compañías ofrezcan descuentos a vecinos que se presten a poner una placa de su marca en un lugar visible o que no cobren servicios de instalación de los equipos, si bien muchos de esos descuentos no pueden entenderse como rebajas por cuanto son una política de precios permanente que se utiliza para la captación de nuevos clientes.


 


Pero los equipos de alarma conectada con una central de una empresa de seguridad (a la vez en contacto con la policía) es para un alto porcentaje de personas el método más eficaz para defender su propiedad. Se da por descontado que unos ladrones descuideros siempre preferirán entrar en una casa que no presente mayores dificultades que en una que les exige una planificación y preparación técnica mucho más detenida.


Porque además el progreso y asequibilidad de las nuevas tecnologías han proporcionado avances muy notables en la materia. Sin entrar en aspectos más técnicos que posiblemente interesen poco al usuario corriente –aunque es bueno que sepa que el uso de protocolos de red ha mejorado mucho el control remoto de los dispositivos de seguridad- ofrece mucho sosiego el servicio que bastantes de estas compañías ofrecen, que consiste en poder acceder con nuestro móvil u ordenador a una cámara que muestra las estancias escogidas de nuestra casa. Además, de este modo se ha reducido también sustancialmente uno de las contrapartidas más enojosas que conllevaban la implantación de un alarmado en casa: los sustos por falsas alarmas. Ahora basta con un examen visual para comprobar si se trata de una verdadera intrusión o no.


 


Lo cierto es que según su grado de sofisticación y cobertura, los precios por un servicio de este género pueden variar muchísimo. Existen dos conceptos que determinan esa tarifa: la adquisición o alquiler del equipo y las cuotas de mantenimiento de la vigilancia. En el primer caso, nos veremos ante la disyuntiva de un desembolso inicial fuerte o de pequeños pagos mensuales.


No obstante, también es interesante buscar y comparar un poco, pues como comentábamos, no es desusado que si aseguramos nuestra permanencia por un cierto tiempo o cogemos alguna oferta de implantación, se nos regale parte o todo de ese importe. El segundo concepto dependerá de la casa, el lugar, la compañía y las circunstancias, pero también implica una variación grande.


Sea como sea, nada mejor que tomarse el tiempo para comparar ofertas, conviene aclarar cuál es el coste final sin sorpresas de IVA o suplementos  y leer bien la letra pequeña antes de firmar cualquier contrato.

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