Nuestras madres y abuelas no contaban con tantos fármacos y sin embargo eran capaces de curar un resfriado, aliviar una torcedura de tobillo e incluso disminuir los dolores del parto…

Existen medicamentos para todo, pero abusar en exceso no es bueno.  Por eso, hemos recopilado algunos de los consejos de antaño para aliviar los dolores más comunes.

Dolor de cabeza: podemos ponernos en los párpados dos bolsitas mojadas con té de menta durante 5 minutos y el éxito está prácticamente asegurado. Otros productos naturales como el jengibre o el vinagre de manzana mezclado con agua para suavizar el sabor son muy recomendables.

Pies hinchados: el remedio más efectivo es sumergirlos durante media hora en agua tibia con un vaso de vinagre blanco y sal gorda. También plantas como la malva, castaña de la india, menta o manzanilla introducidas en el agua caliente son muy efectivas a la hora de calmar los dolores de pies y bajar la inflamación. La planta conocida como cola de caballo elimina el líquido retenido y el diente de león es beneficiosa para la hipertensión arterial.

Gases intestinales y malas digestiones: el ajo estimula es fuego gástrico y evita los molestos retortijones y el vientre hinchado. Además,  se puede tomar en cápsulas naturales para evitar su fuerte sabor. Las semillas de alcaravea orgánica ayudan a aliviar los cólicos y mejoran la digestión. Basta con agregarlas a las comidas y pronto apreciaremos los resultados.

La gripe y el resfriado: la acidez del limón acaba con todo tipo de bacterias y virus. Su aceite natural además  es antiinflamatorio y expectorante y este cítrico es muy rico en vitamina C, por lo que aumenta las defensas del organismo. Si además, lo mezclamos con una cucharadita de miel, conseguiremos matar los microbios, sirve de antioxidante y quita el dolor de garganta.

Artritis: los zumos vegetales de zanahoria, espinacas, apio o remolacha suavizan los dolores. También es bueno aplicar compresas empapadas en infusión de cáscara de limón y masajear la zona afectada con aceite de almendras.

Dormir bien y estar relajado: la valeriana es seguramente la hierba más utilizada para esto. Alivia el estrés y la ansiedad que nos impiden en ocasiones conciliar el sueño. Basta con una infusión antes de acostarnos para notar su efecto tranquilizador. Una taza de leche con una cucharada de miel y una pizca de canela también ayuda a calmar los ánimos de la noche. Y si queremos una receta más elaborada, podemos hacer puré de plátanos maduros con unas semillas de comino tostado después de la cena y enseguida estaremos bostezando.

Sencillos consejos para recomendar a nuestros hijos y nietos y, por qué no, para aliviar nuestras pequeñas molestias, ¡porque aunque los mayores estamos más sanos que una lechuga, también tenemos nuestros achaques!

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