Remedios caseros en la cocina II

Continuamos la serie de trucos caseros que comenzamos en los inicios de este magazine. Desde entonces, además de vuestras aportaciones en un foro de la comunidad de cocina y gastronomía, hemos conocido nuevos remedios que, si bien no hemos comprobado, pertenecen a la cultura popular y familiar de muchas personas y pueden salvarnos de algún que otro contratiempo.

¿Cuántas veces al saltarnos el aceite de la sartén o la freidora en la piel no hemos tratado de aliviar el escozor con cualquier cosa que encontrásemos delante de nuestras narices? Si dejamos una patata rallada sobre la parte de piel afectada por la quemadura durante al menos veinte minutos, ésta quedará prácticamente regenerada o, al menos nos aliviará y evitará la aparición de ampollas.

Aunque ya os dimos algunos consejos para evitar los llantos que provoca la cebolla al cortarla, os facilitamos otros por si no surtieron demasiado efecto. Antes que sufrir cocinando, el ingenio se agudiza y prueba de qué forma no nos afecte ese picor que produce este vegetal en nuestros ojos a través del olfato. Por eso, antes de probar a picar una cebolla aguantando la respiración, suele resultar efectivo frotar la superficie de la tabla de cortar con el jugo de un limón. Pero también hay quien aconseja dejar 10 minutos la cebolla en el congelador antes de cortarla o hacerlo con gafas de sol.

En cuanto a olores desagradables, el de comida quemada no solo se deja un ambiente desagradable en toda la cocina, sino que hace que, sino se elimina por completo, llegue a eliminar parte del sabor de futuros alimentos que cocinemos en el mismo recipiente. Para evitarlo, nada más terminar de cocinar lo que se nos ha quemado deberemos sumergir la olla o sartén en un recipiente mayor o fregadero lleno de agua sin que llegue a entrar. Cuando, unos minutos después, retiremos el recipiente habrá desaparecido el olor a quemado.

Otro truco para acabar con los malos olores, en esta ocasión, del microondas, es colocar dentro un vaso de agua con zumo de limón, y calentarlo a máxima potencia hasta que el contenido comience a desprender vapor. Inmediatamente se saca del microondas, se pasa un paño seco y parecerá que nunca hayas cocinado nada en él.

Continuará…

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