A menudo las relaciones nietos abuelos no son o se mantienen como a no le gustaría. Muchas circunstancias influyen en la evolución de estas relaciones y, si bien no conocemos el secreto para que sean perfectas, sí que os damos algunos consejos para que mejoren o continúen siendo buenas.
Los abuelos, que ya fuimos padres, no debemos convertirnos en consentidores de cualquier actuación de nuestros nietos. En ocasiones no somos conscientes del ritmo al que crecen los pequeños de la familia y en qué entorno lo hacen, cayendo en el gran error de tratarles siempre como si fueran recién nacidos.
En cada etapa y, sobre todo, cada generación viene marcada por una serie de cambios sociales que la diferencian de la anterior. Si ya notamos esa diferencia en la forma de pensar, divertirse, hablar y comunicarse entre una generación y la anterior, más aún entre nosotros y nuestros nietos. Por ello, debemos realizar el esfuerzo de conocer esas nuevas formas de entretenimiento, problemas, amistades e inquietudes, en definitiva en lograr ser confidentes y que esto nos convierta en puente generacional entre padres e hijos.
También es muy importante realizar actividades con ellos, en el tiempo libro, que vayan más allá de la tradicional ‘visita a los abuelos’, que disfrutemos del tiempo juntos. (En nuestro magazine os hemos propuesto en anteriores artículos algunas actividades para hacer en familia).
La familia como la sociedad ha cambiado mucho, sin embargo, el sentido de unión familiar sólo es cuestión de inculcarlo, y ahí jugamos un papel fundamental. Somos parte de la historia para los más pequeños, al menos de la familia, por eso en nuestra mano está transmitirles nuestras experiencias, vivencias y consejos.
Todo esto se hace muy difícil cuando la distancia física es grande, pero no imposible, como ocurre cuando, ya siendo mayores, se está lejos en cariño, respeto y confianza.
