Recicla en casa

Nunca se puede exigir a los demás cosas que ni siquiera nosotros hacemos. Esto ocurre en el tema del cuidado del medio ambiente para frenar, en la medida de lo posible las consecuencias del cambio climático: no podemos exigir a las empresas e instituciones públicas que promuevan y faciliten medidas como el uso de energías renovables y alternativas, el reciclaje y el ahorro energético si no estamos dispuestos a llevarlo a la práctica desde nuestros hogares. Uno de los primeros hábitos que debemos cultivar en casa es el reciclaje, no implica demasiado esfuerzo y supone una disminución importante de la basura que generamos.

Crear una cultura del reciclaje es la forma más efectiva de obligar a las instancias superiores a emprender proyectos eficaces para el desarrollo sostenible. En este sentido, la Ley de Residuos de 1998 dicta que es inminente reducir la producción de basuras, aumentar el volumen reciclado (sólo el 10% del total en la actualidad y compostar la materia orgánica).

A continuación os facilitamos una serie de consejos para llevar a la práctica el reciclaje de las basuras desde nuestros hogares:

- Excluir los envoltorios de plástico y otros sólidos no orgánicos, parte considerable de los residuos totales que generamos. Cartón o vidrio, así como productos frescos o a granel, son siempre preferibles a tetrabricks, PVCs y etcétera. Usar un carrito para llevar la compra en lugar de las bolsas de plástico que ofrecen comercios y supermercados puede ser una buena medida complementaria.

- Contar en casa con cuatro contenedores de basura distintos: uno orgánico, otro para papel y cartón, otro para depositar vidrio y uno destinado a plástico y el metal. Además, hay que intentar ser lo más cuidadoso posible para que las basuras de un cubo y otro no se mezclen, ya que la tarea habrá sido inservible. Por otra parte, las pilas usadas, agentes muy contaminantes, o los medicamentos caducados también tienen sus cubos específicos.

- Controlar el consumismo: comprando solo lo que se necesite y siendo exigente con dichos productos –que condiciones de producción, envase y transporte cumplan las normativas-, tratando de utilizar productos naturales y biodegradables, en lugar de los que contienen metales y plásticos que tienen mayor impacto medioambiental.

- La ropa también se puede reciclar, así como los materiales informáticos, los muebles y otros objetos caseros. Bien pueden entregarse a Organizaciones no Gubernamentales o dejarse en puntos de recogida específicos. Así, parte de ello no sólo no acaba incinerado, sino que sirve a otras personas que de ese modo no lo tienen que comprar.

- Y, por supuesto, hacer que cunda el ejemplo. Fomentando entre nuestros vecinos, amigos, familiares y conocidos la importancia de estas medidas y en qué modo contribuyen a la conservación del medio ambiente cuando reciclan.

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