El aumento de separaciones y divorcios en España, y con ellos de los conflictos familiares, ha hecho necesaria la puesta en marcha de nuevas herramientas institucionales que actúen de mediadoras en estas situaciones. En nuestro país vienen funcionando, desde la década de los 90, los llamados Centros de Resolución de Conflictos Familiares o Puntos de Encuentro Familiar, concebidos como espacio neutral y acogedor donde se facilita el encuentro del menor con el progenitor no custodio, con los abuelos y/o la familia biológica, en caso de adopción o tutela, con el fin de cumplir el régimen de visitas, en aquellos casos en que las relaciones son conflictivas.
Los servicios que prestan estos centros, cofinanciados por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales y las administraciones autonómicas, van dirigidos a garantizar siempre la seguridad y el bienestar del menor en situaciones de conflicto. En casos de separación o divorcio, las partes deben entenderse y llegar a acuerdos sobre la educación y bienestar de sus hijos; los menores adoptados, por su parte, tienen derecho a saberlo y mantener relación con su familia biológica. De acuerdo con esto, los puntos de Encuentro se ofrecen para la recogida y entrega de menores y las visitas tuteladas.
Pero no solo actúan como alternativa y espacio neutral, también facilitan orientación profesional para la mejora de las relaciones paternofiliales y las habilidades de crianza en pro de la coparentalidad; y actúan, para protección de la seguridad de los menores, como mediadores en casos de conflictos entre las familias delante de los hijos. El objetivo final, es educar a esos padres en la nueva situación para que en el futuro no sea necesario depender de este Servicio.
