A pesar de que pueda parecer un detalle sin la menor importancia, no planificar bien los alimentos que vamos a meter en nuestro cesto de la compra es una de las principales causas de que más de la mitad de los consumidores improvisemos nuestros platos y rompamos con una alimentación saludable. El Observatorio Idea Sana Eroski, en colaboración con la Fundación Dieta Mediterránea, ha presentado un estudio del que se desprende, entre otras cosas, que la mayoría de la gente sale de casa sin haber hecho una lista de la compra.
Entre las recomendaciones de las asociaciones de consumidores, nutricionistas y otros sectores, para realizar una buena compra hay que empezar por leer las etiquetas de los productos, ya que son el primer canal de información del mismo, en las que encontramos todos los datos sobre su composición, elaboración y origen. Sin embargo, también en este punto flaqueamos. Según esta encuesta tan sólo un 35,7% de los consumidores afirma que suele leer las etiquetas nutricionales de los productos frescos que compra, pero no acaba de entender su significado.
Asimismo el estudio revela que el 82% de los encuestados revisa ‘siempre o cuando tiene alguna duda’ los ingredientes de los productos que compra, frente a un 17%, que afirma que nunca comprueba los componentes para garantizar que está comprando alimentos saludables.
Y después de evidenciar nuestras carencias o fallos, la propuesta de soluciones. Los propulsores del informe hacen una serie de indicaciones que nos serán muy útiles si queremos realizar una compra equilibrada, que se traduzca en una alimentación sana. En primer lugar, la correcta colocación de los productos en el carro evitará que compremos más de lo necesario. La mayor parte del carro o cesta debe dedicarse a las verduras, cereales y frutas ‘porque tiene que ser la mayor aportación de la dieta’; otra menor, a los lácteos y carnes, ambos bajos en grasas. Finalmente, en la base del carro, donde menos espacio hay, algún ‘caprichito’, esto es, los alimentos con grasas y altos en azúcar.
Entre las recomendaciones de las asociaciones de consumidores, nutricionistas y otros sectores, para realizar una buena compra hay que empezar por leer las etiquetas de los productos, ya que son el primer canal de información del mismo, en las que encontramos todos los datos sobre su composición, elaboración y origen. Sin embargo, también en este punto flaqueamos. Según esta encuesta tan sólo un 35,7% de los consumidores afirma que suele leer las etiquetas nutricionales de los productos frescos que compra, pero no acaba de entender su significado.
Asimismo el estudio revela que el 82% de los encuestados revisa ‘siempre o cuando tiene alguna duda’ los ingredientes de los productos que compra, frente a un 17%, que afirma que nunca comprueba los componentes para garantizar que está comprando alimentos saludables.
Y después de evidenciar nuestras carencias o fallos, la propuesta de soluciones. Los propulsores del informe hacen una serie de indicaciones que nos serán muy útiles si queremos realizar una compra equilibrada, que se traduzca en una alimentación sana. En primer lugar, la correcta colocación de los productos en el carro evitará que compremos más de lo necesario. La mayor parte del carro o cesta debe dedicarse a las verduras, cereales y frutas ‘porque tiene que ser la mayor aportación de la dieta’; otra menor, a los lácteos y carnes, ambos bajos en grasas. Finalmente, en la base del carro, donde menos espacio hay, algún ‘caprichito’, esto es, los alimentos con grasas y altos en azúcar.