Muebles viejos: limpieza y cuidado

Es más que probable que sean poco los hogares en los que no se pueda encontrar algún mueble antiguo, que no una antigüedad. Uno de esos pequeños ‘legados’ familiares o de algún amigo, que en su momento prestaron su servicio y que ahora mantenemos casi más por una cuestión sentimental. Este tipo de piezas, aunque mínimo, requieren cierto cuidado en su limpieza para mantener y recuperar su aspecto original, de modo que eliminemos la suciedad sin estropear la pátina o cualquier otro tratamiento. Para lograr este objetivo se pueden contar con diferentes productos como la esencia de trementina (más popular como ‘aguarrás’) que se obtiene, básicamente, de la destilación de la resina de los pinos y que aunque se usa más como disolvente de barnices y pinturas, también proporciona brillo a los muebles, al igual que el aceite de linaza. Otros productos a tener en cuenta en esta labor de limpieza son el alcohol, la goma laca, y las ceras. La aplicación de estas sustancias se debe realizar preferiblemente con trapos suaves, que no suelten hilos ni pelusas.


 


En el caso de que nuestro viejo mueble esté encerado, su limpieza deberá comenzar por quitarle el polvo con un paño suave o con una brocha. La limpieza más profunda la realizaremos humedeciendo un trapo en aceite de trementina, extendiéndolo suavemente por toda la superficie, evitando dejar marcas y frotando en las zonas donde la suciedad más se ha acumulado, en las que se puede incluso aplicar unas gotas del aceite de trementina y esperar unos cuantos minutos para que actúe para después retirarlo con un algodón. Tras terminar este paso esperaremos a que se seque bien y aplicaremos una nueva capa de cera.


 


Si el mueble que queremos limpiar está lacado y ya tiene años, es fácil que nos encontremos con algunas rozaduras e incluso el lacado deteriorado. En esta ocasión haremos uso de la goma laca (en escamas), una resina que se obtiene a partir de una sustancia que segrega un insecto del sudeste asiático.  La goma laca se emplea, entre otras cosas, para barnizar y disimular defectos en la madera, ya que realza el veteado de la madera y le da mucho brillo. Para aplicarla primeramente se ha de disolver en alcohol etílico y nos serviremos de una muñequilla que haremos con una borla de algodón a la que daremos forma de un huevo, la envolveremos en un trozo de tela que no desprenda hilos ni pelusas; enrollaremos los extremos retorciéndolos para compactar lo más posible el relleno. A continuación se pasa un algodón limpio por las zonas que están húmedas.


Otra alternativa para limpiar este tipo de muebles es utilizar una solución con dos partes de aceite de trementina, una parte de alcohol de 95º y otra de aceite de linaza. Se empapa un algodón en la mezcla y se frota con él la superficie del mueble.


 


Si nuestro mueble tiene alguna parte en dorado, éstas no se deben frotar, sino que pasaremos un pincel de crin en la misma dirección. También podemos emplear un paño húmedo, pero habrá que dejar secar por evaporación y nunca secar con un trapo.


 


En cualquier caso, y antes de ‘lanzarnos a la aventura’ debemos probar cualquiera de estos productos en una parte poco visible del mueble para evitar sorpresas desagradables.

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