Madonna Buder, la monja de acero

Tiene 86 años, es monja y se convirtió en la persona más longeva en completar un Iron Man a sus 82 años. ”Antes pensaba en el fracaso y no poder cumplir ciertas metas, pero me di cuenta de que el único fracaso es no intentarlo” asegura la hermana Buder.

A los 14 años, Madonna Buder ya tenía claro que quería convertirse en religiosa, pero hasta los 23 no ingresó en un convento. A los 40 años dejó la congregación a la que pertenecía y se reunió con 38 misioneras de diferentes perfiles para establecer una comunidad de hermanas cristiana no-canónica e independiente de la autoridad de la iglesia católica romana, lo que le permitió tener la libertad de escoger su propio ministerio y su estilo de vida.

A los 47 años, la hermana Buder comenzó a correr; fue precisamente un sacerdote quien le dijo que era una forma de afinar ”mente, cuerpo y espíritu” y tan solo 5 años después, a los 52 compitió en su primer triatlón. Desde entonces no ha parado de conseguir logros: a los 65 años completó su primer Iron Man en Hawai, a los 75 se convirtió en la mujer más anciana en competir en un Iron Man y a los 82 batió todos los récords llegando a ser la persona más longeva en lograr una competición de estas características, lo que le ha llevado a ser conocida dentro y fuera de los circuitos como una ”Iron Nun” o ”la monja de acero”

Pero durante toda su carrera deportiva, la hermana Buder nunca ha dejado a un lado su vida religiosa, ”Yo entreno religiosamente” afirma, y eso le lleva en ocasiones a hacer colectas para la caridad en muchas de sus competiciones.

Ahora tiene 86 años y no pierde ni las ganas de correr ni las de ayudar a los demás. Cada día sale a correr, pedalea 64 kilómetros en bicicleta y nada en un lago cercano a donde vive. Desde luego es una monja de acero y nos enseña, una vez más, que los retos no son una cuestión de edad sino de esfuerzo.

Foto: Google Imágenes

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