La relación entre abuelos y nietos es siempre inolvidable. Los pequeños de la casa se asombran de su sabiduría y escuchan atónitos sus historias, descubriendo que, pese a ser los mayores de la casa, suelen ser también los más pacientes y compresivos. Los abuelos encuentran en los nietos un legado; el fruto de una vida que, en muchos casos, ha sido dura. Por eso, la relación entre ambos suele ser muy especial.
Hace apenas unas semanas se ha dado a conocer un estudio dirigido por Sara M. Moorman, profesora del departamento de Sociología y del Instituto sobre el Envejecimiento de la Universidad de Boston, del que se han extraído importantísimas conclusiones sobre cómo afecta psicológicamente a nietos y abuelos el estar muy unidos. Se ha llevado a cabo implicando a 376 abuelos de unos 77 años y a 340 nietos de 31 años.
Parece ser que, cuanto mayor es la unión, menores son las posibilidades de que los mayores padezcan depresión: los nietos son la mejor medicina para mantener la salud mental. Pero no son sólo los abuelos quienes se benefician de esta relación, para los nietos es casi tan beneficiosa como para ellos. Psicológicamente les aporta seguridad, ofreciéndoles un punto de referencia muy positivo, incluso llegada la edad adulta.
A veces es complicado mantener una relación estrecha con los nietos, sobre todo cuando hay distancia o la relación con sus padres no es tan buena como nos gustaría; pero está claro que hay que hacer un esfuerzo y beneficiarse de todo lo bueno que nos aporta disfrutar plenamente de los nietos. Es una fuente de alegría tanto para las dos generaciones, entre las que se surge una relación muy especial que debería propiciarse y cuidarse con cariño.
