Las flores del chef

Lo último en alta gastronomía es cocinar con flores. Los mejores chefs se han lanzado a la reconquista de éste tipo de cocina, que ya elaboraban griegos y romanos, para que nuevos aromas y sabores invadan nuestra mesa. La dieta mediterránea tiene ahora un nuevo ingrediente obligado: las flores.

 

En la cocina de las flores encontramos flores que se beben y que se comen. Hay vino con flores y té de flores. Se utilizan en entrantes, salsas, ensaladas, postres, tartas,… ningún plato se escapa de ser aderezado con hojas y pétalos de rosa, lirio, jazmín, violeta… y es que ofrecen un sin fin de nuevas cualidades a cada plato. Además de la belleza que siempre aportan las flores por sus formas y colorido, nos sorprenden con apasionantes fragancias, desconcertantes sabores de sensaciones ácidas, amargas, dulces, saladas o picantes, y por el juego de texturas que permiten ya que son carnosas y crujientes al mismo tiempo.

 

En España se cultivan flores comestibles desde hace nueve años en Balaguer (Lérida), donde existe un gran número de restaurantes especializados en su cocina, como Cal Petito. Aún así, siguen siendo pocos y muy exclusivos los establecimientos en los que se pueden degustar estas originales recetas. No obstante, siempre puede intentar innovar para sorprender a alguna visita con un pollo con rosas, una gelatina de pensamientos o un helado de jazmín.

 

Para los más atrevidos, algunos mercados se han puesto al día de las novedades gastronómicas y ofrecen entre sus productos pétalos de flores. Por tanto, no pruebe con las flores de la floristería, ya que han sido tratadas con pesticidas y conservantes tóxicos para las personas. Tampoco piense que todas las flores son comestibles, las más comunes y fáciles de encontrar son los crisantemos, que tienen un ligero sabor amargo; las caléndulas, que podría utilizarse como sustituto de la cebolla; las malvas, suaves; las rosas, de las que hay tantas variedades que pueden ir del sabor más dulce al más picante; y los agridulces pensamientos.

 

Las flores no sólo deleitan nuestra vista y olfato ahora también nuestro paladar y demuestran que en esto de la cocina no está todo inventado.

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