La Familia, pilar básico de la educación

Después de los terribles acontecimientos sucedidos en Seseña todos estamos bastante consternados y no llegamos a comprender cómo es posible que una adolescente de 14 años, casi una niña, haya sido capaz de matar a sangre fría a una compañera, sin mostrar el más mínimo síntoma de arrepentimiento. Muchas son las voces que estos días se están alzando para pedir una reforma de la Ley del Menor, sin embargo el Ministro de Justicia, Francisco Caamaño, considera que no es bueno acometerla “al calor de los acontecimientos más inmediatos” y que se debe tomar cierta distancia para poder reflexionar si el cambio es realmente necesario. Por su parte, Arturo Canalda, Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid sostiene que, desgraciadamente, “hay veces que hay que legislar a golpe de telediario” y ha recordado que la presunta asesina de Seseña pasará, como máximo, cinco años internada y tres en libertad vigilada; aunque lo más alarmante del caso es que si hubiera cometido el delito un año antes, con 13 años, ni siquiera hubiera tenido responsabilidad penal, por lo que habría quedado totalmente impune.

Dejando al margen el debate, que se abrió a colación de las reincidencias penales de “el Rafita”, acerca de la necesidad o no de reformar la Ley del Menor, nos encontramos con otros foros en los que lo que se discute es la importancia de involucrar al cien por cien a las familias en la educación de sus hijos. Francisco Muro de Iscar, periodista y abogado, analiza en un artículo redactado para Europa Press la situación actual en la que se encuentran los jóvenes de España. Muchos son los padres que opinan que es suficiente con ofrecer a sus vástagos alimento, cama y estudios y, sin embargo, cada vez son más las voces que están en completo desacuerdo. Según Muro de Iscar es dudoso que endurecer las leyes pueda servir de algo en casos como el de Seseña, ya que la mayoría de los adolescentes viven el presente y poco les preocupa un futuro que encuentran muy lejano. La única solución real y efectiva, afirma el periodista, pasa por que los padres se involucren plenamente en la educación de sus hijos, enseñándoles valores, conociéndoles, sabiendo quiénes son sus amigos, qué leen y por dónde navegan en la red. Una tarea difícil en una sociedad en la que los jóvenes paulatinamente se vuelven más violentos, acceden con mayor prontitud a las drogas, el sexo y el alchol; una sociedad donde los mensajes publicitarios a menudo trasmiten los valores equivocados. Arturo Canalda lamenta también la situación educativa en nuestro país, aludiendo a la dejación de responsabilidades por parte de los progenitores, quienes parecen haber olvidado la vital necesidad de educar a sus hijos “en valores, en la importancia del esfuerzo, del respeto y del sacrificio, cosas básicas de convivencia”.

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