Su coraje en el campo de juego hace que todo el mundo olvide su edad, 72 años, y valore la valentía de este pilier del tercer equipo de rugby de Industriales, al que no le gustan los homenajes ni que le traten como un bicho raro por seguir en activo a sus años.
Juan Brotons es un hombre tímido y de pocas palabras pero con una voluntad ejemplar. Lleva 55 años dedicado en cuerpo y alma a este duro deporte, y 30 en el club de Ingenieros Industriales Las Rozas donde también comparte vestuario con su hijo.
Cuando cumplió 60 años, sus compañeros le hicieron un homenaje pensando que pronto se retiraría por la dureza de seguir jugando al rugby con esa edad. Él ya lo tenía muy claro “lo duro no es dejar de jugar al rugby con 60 años, lo duro es dejar de jugar al rugby” y por eso sigue saltando al césped cada semana con el número 25 en su espalda.
Una pasión que le ha costado algún que otro enfado de su mujer, porque Juan ha dejado de ir a las fiestas de sus hijos y también a bautizos y comuniones de sus nietos. Parece que del rugby sólo puede apartarle su salud, hasta ahora de hierro, o los impedimentos que ya empiezan a ponerle algunos seguros que no quieren responsabilizarse si este veterano se lesiona en el campo. Sin embargo, él presume de estar en plena forma y eso lo avala que en el último campeonato de Liga que acaba de terminar no ha dado ni un solo parte médico.
Admirado por sus compañeros y adversarios, este senior que duplica, triplica el incluso cuadruplica en edad a algunos de sus contrincantes juega los 80 minutos de partido sin despeinarse ni una cana. Porque él es uno más, con más años y mucha más experiencia, pero con la misma humildad con la que saltó por primera vez a un campo de juego hace más de medio siglo.
Ojalá podamos verle la próxima temporada saltando al césped cada domingo con la misma ilusión que hasta ahora y demostrando que, una vez más, la edad es sólo una cifra.
