Humedad en el Hogar

No es extraño que nuestros en nuestros hogares aparezcan humedades más allá de los casos puntuales de goteras localizadas. En ocasiones puede originarse en el exterior de la vivienda (filtraciones del agua de lluvia a través de las cubiertas, deditos en los trabajos de albañilería o carpintería e incluso por el suelo en el que se ha cimentado la casa) o en el interior, por la condensación (al no haber un adecuad aislamiento térmico). Lo cierto es que una exposición prolongada a niveles de humedad superiores a los recomendados -entre el 45% y el 65%- afectan a la salud a largo plazo, especialmente a los casos de Una exposición prolongada a niveles de humedad superiores a los recomendados -entre el 45% y el 65%- afectan a la salud a largo plazo, especialmente en casos de problemas respiratorios, como asma o sinusitis, o infecciones pulmonares, como la bronquitis. Un grado excesivo de humedad también puede agudizar los síntomas de aquellas personas que padecen fibromialgia o reuma. Por lo tanto, tratar los problemas de humedad no sólo es bueno para el cuidado de la vivienda, sino también para la salud de sus habitantes.


 


En cualquiera de los casos, una vez detectada la humedad, lo primero es localizar el origen para poder actuar de inmediato. Si se observa que procede de las habitaciones significa que la fuente de humedad está relacionada con una tubería en mal estado, con fregaderos o lavabos mal instalados o por la condensación de ventanas y paredes. Aunque en muchos casos será necesario contratar los servicios de profesionales, antes, y a modo de prevención, es conveniente seguir algunas pautas como reparar los posibles problemas de tuberías, ventilar los baños, no colocar alfombras en fuentes constantes de humedad, mantener los aparatos de aire acondicionado limpios y revisar la calefacción de las diferentes estancias.


 


Una forma de prevenir la aparición de humedades es colocar en paredes y techos placas o planchas antihumedad fabricadas en cemento o pladur y que impiden el paso de la humedad al estar sometidas a tratamientos especiales que repelen el agua y por lo tanto impermeabilizan la casa.


 


Hay casos en los que la humedad se debe a las condiciones medioambientales (como sucede por ejemplo en las zonas costeras), causando diferentes molestias que van desde la horadación  de las paredes, formación de capas de hongos incluso en armarios, etc. En este caso las medidas que se pueden adoptar son diversas, como el típico remedio de las bolas de naftalina, las pastillas de sal y cal, bolsas de arroz o trozos de tiza con los que podrá mantener armarios, reposteros y demás zonas protegidos de la humedad. Y desde luego no hay que olvidar los deshumificadores eléctricos, de los que el mercado ofrece una amplia gama. Son aparatos diseñados para mantener el porcentaje de humedad ambiental de forma automática, controlada y constante. No necesitan instalación y proporcionan una solución inmediata, rápida y eficaz.  Su funcionamiento se basa en el principio de la condensación, de forma que el aire húmedo es aspirado por el ventilador, pasa a través de la batería del evaporador donde se enfría, permitiendo condensar la humedad contenida en el aire.


 

Estos son algunas de las soluciones ‘menos drásticas’, que en los casos más graves de poco sirven siendo entonces necesario actuar sobre la propia estructura del edificio, como utilizar hormigón hidrófugo o de retracción moderada en los sótanos, o colocar en los mismos bombas de achique o un pozo drenante, o realizar un corte de estanqueidad químico en el caso de humedades subterráneas.

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