Fraudes en clave senior

Los intentos de engaño a gente de edad avanzada siempre han trascendido más que otros por lo que tiene de ruin tratar de aprovecharse de aquellos a quienes se cree más débiles, sea con motivo o sin él. Y si el timo tradicional ha encontrado en personas mayores con poco conocimiento del mundo moderno un filón para aligerar sus carteras, los ciberdelincuentes parecen seguir fieles a esa deplorable tradición, aunque sea por la injustificada presunción de que en Internet vamos todavía ciegas y que por tanto somos un público más susceptible de caer en sus odiosas trampas.

Sea por el motivo que sea, en lo últimos tiempos hemos detectado la circulación de algunas ofertas fraudulentas que parecen diseñadas especialmente para captar la atención del publico senior. A ardides ya bien conocidos por los usuarios de esta página, como el phishing o las cadenas de mensajes electrónicos (que si bien la mayor parte de las veces no nos cuestan dinero, si que enriquecen a terceros a costa de nuestra buena fe), se han añadido trucos tan repulsivos, dada la presente precariedad laboral y situación apurada de tanta gente, como el de las falsas ofertas de empleo que llegan como llovidas del cielo a nuestro correo o promociones engañosas de productos que pueden resultar muy apetecibles para quienes ya hemos franqueado el umbral de los cincuenta.

No es la primera vez que advertimos a nuestros lectores de este tipo de estrategias y quizás no sea necesario insistir o asustarse más de la cuenta. Que se dirijan más a los mayores también tiene que ver con el notable aumento de uso que este colectivo está mostrando, dato que no deja de enorgullecernos. Como siempre, bastará con recomendar prudencia y sentido común, desconfiar de bálsamos maravillosos y duros a cuatro pesetas, peticiones de comprobaciones de nuestros datos y premios de sorteos en los que nunca nos hemos inscrito.

No obstante, no queremos dejar pasar este recordatorio para reseñar una inteligente estrategia comunicativa del Instituto Quirúrgico de Barcelona. Se trata de la campaña de promoción de un producto milagroso para mantener un aspecto lozano y una salud de hierro, al que denominan el secreto de la eterna juventud. A medida que uno avanza por la web dedicada a “Sang Graal”, nombre comercial de la pócima, se describen sus facultades sin parangón, la fabulosa historia de su hallazgo, los testimonios de usuarios o los dictámenes científicos que certifican los efectos de esa fórmula magistral. Todo ello con enlaces a YouTube y página de Facebok. Cuando finalmente uno accede a la última página se encuentra con el mensaje del Instituto: “No a las falsas esperanzas, a los productos milagrosos, a los centros no especializados.”

Lo brillante de la idea es poner en evidencia toda la rocambolesca pero a menudo eficaz retórica que se suele utilizar para embaucar con esta clase de productos, así como demostrar que tener un sitio bonito en Internet y un relato bien adornado no es garantía de nada. Una lección práctica más útil que muchas explicaciones de cómo las apariencias en la red pueden ser, más que engañosas, delictivas.

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