Fabricando sentimientos

Como si de la película de Steven Spielberg, I.A. Inteligencia Artificial, se tratase, el científico inglés David Levy, investigador en la universidad de Maastricht, en Holanda, ha asegurado recientemente que las uniones sentimentales ente humanos y androides están más cerca de ser posible.

Tanto es así, que para este estudioso de la inteligencia artificial, los matrimonios con robots serán posibles en 2050. La razón de tal afirmación es que en pocos años se habrá logrado que estos seres tecnológicos consigan sentir y satisfacer los deseos amorosos a todos los niveles de sus humanos enamorados.

Levy, quien realizó estas controvertidas declaraciones al diario italiano el Corriere Della Sera, habló de la inminente aparición de ”androides idénticos a los humanos, capaces de moverse, hablar e incluso excitarse”. El científico llegó, incluso, más allá con sus predicciones y consideró que la primera de estas uniones se celebrará en Massachussets, ya que “es uno de los pocos estados con leyes liberales”.

Si bien a este investigador inglés le parece un gran avance, para otros muchos es una aberración considerar si quiera la creación de sentimientos. ¿Qué límites tiene la ciencia? ¿Es posible encontrar la fórmula para que un robot sienta felicidad, amor, tristeza? ¿Es lícito y ético intentarlo?

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