Si el estallido de la primavera ha despertado su deseo de introducir en el hogar el colorido de plantas y flores debe saber que es importante seguir algunas pautas a la hora de comprar estos ejemplares.
Lo primero que se debe observar es lo más obvio: el aspecto externo del follaje y el color de las flores y fijarse en que la planta no tenga insectos, hongos y plagas. Para que esto no se nos pase por alto revisaremos con atención flores y hojas –especialmente el envés, que es el principal punto en el que se manifiestan los primeros indicios-. Hojas sin brillo, péndulas y tallos deshojados son señales que evidencian una enfermedad, y habrá que desechar las hojas que hayan padecido algún ataque fungicida o de insectos con anterioridad. Además, si la planta tiene flor, es aconsejable escoger la que tenga más botones (capullos) a punto de despuntar, porque de este modo la floración durará más tiempo, ya que cuando todas las flores están desarrolladas, se marchita al cabo de unos días.
Lo siguiente es fijarnos en la parte más oculta: las raíces. Deben presentar un aspecto sano, estar bien equilibradas y encajadas en la tierra y su aspecto debe mostrar un color claro, sin que sobresalgan de la maceta ni formen una especie de moño ceñido alrededor del ejemplar, ya que eso sería una señal de que la planta está débil ya que ha estado demasiado tiempo en el mismo recipiente, por lo que la superficie del sustrato no debe tener musgo o líquenes, excepto los bonsáis.
También es importante prestar atención para evitar escoger una planta que esté excesivamente abonada - tienen los tallos y las hojas muy tiernos-, ya que ello supone un mayor riesgo de que no resista o le cueste más el cambio del invernadero al interior de la vivienda.
Una vez escogida la planta más adecuada hemos de tener en cuenta cómo la vamos a transportar hasta su nuevo hogar. Si se va a utilizar el coche hay que tener en cuenta que es conveniente tomar algunas precauciones para que las plantas no se debiliten. Si son pequeñas, lo más adecuado es agruparlas en una caja de cartón, separarlas con papeles gruesos y estabilizarlas e introducirlas en el maletero, ya que en lugares como la bandeja trasera son muy inestables siendo muy probable que las plantas se caigan ante cualquier frenazo o cambio brusco de velocidad. Si las macetas son grandes, es fundamental embalarlas completamente utilizando papel o cartón para proteger a la planta. Aunque el follaje se apelmace, se estropeará menos que si el vegetal se cae sin estar envuelto. En este caso el mejor sitio donde colocarla es el asiento del copiloto, en una posición fija y estable que evite que el sustrato se salga de la maceta.
Ya en casa, queda la última fase: la adaptación al nuevo espacio que será nuestro hogar. Para hacer más fácil esta transición es aconsejable que las plantas recién compradas se coloquen en un sitio en el que durante el primer mes tengan más luz de lo normal, ya que normalmente han crecido en invernaderos con unas condiciones lumínicas superiores a las de una vivienda. Así pues se situarán preferiblemente junto a ventanas o miradores, aunque la exposición al sol no debe ser directa ya que podrían quemarse. También hay que tener en cuenta que para abonarla lo mejor es esperar unas dos semanas y un mes para trasplantarla, aunque si el carece de espacio suficiente o se encuentra en un sustrato de turba rubia, es posible adelantar el trasplante.
