El viaje

Hacía tiempo que no me paraba a pensar en la inmensidad de la vida… Fortuitamente, mientras tomaba una taza de café, dejé que mis pensamientos fueran lejos, muy lejos, donde la grandeza de la mente se confunde con los sueños y la realidad.

Y ahí estaba yo, unas veces imaginándome lo que podría haber sido y no soy, y otras, viviendo de nuevo las experiencias que a lo largo de una vida, ya bastante larga e intensa, buscaban renacer de nuevo.

Entre tanto pensamiento y sueño, mis sentidos hicieron que ese plácido momento de relax, se convirtiera sin querer, en una vida.

Una vida que podía alcanzar en minutos, haciendo que fuera corta, pero a la vez, hacía sentirse larga y pesada, fluían recuerdos, lugares, personas, sueños no logrados, pero que estaban vivos en mi mente, sentimientos que agradaban mi momento del que no quería salir.

Salí de mi maravilloso mundo y me dí cuenta de que estaba activa, muy activa aún. Mis años evidenciados en el espejo no se asemejaban a las vivencias que era capaz de crear en mi mente.

Haciendo un esfuerzo podría sentirme lo que quisiera, me dí cuenta que todo lo que te encuentres a tu alrededor puedes convertirlo en lo que tú desees que sea. Despejé muchas dudas. Analicé muchos momentos, dejando atrás lo que no quería recordar.

La realidad y la fantasía forman parte de uno mismo. Son necesarias para sentirte bien y pensar que todavía en este largo viaje, puedes intentar hacer real la fantasía, supuso encontrarme a mí misma.

Y este viaje que está inmerso en nosotros mismo, supe que se puede realizar tantas veces como quieras sin moverte, solo cerrando los ojos delante de una taza de café.

Era una tarde cualquiera, pero ahora sabía que puedo tener tardes inolvidables, solo utilizando mi mente para recrearme en ella. No necesitaba nada más para comprender que el viaje no iba a finalizar. Un viaje sin soledad, porque mi mente estaba llena de vida a mi alrededor. Un viaje que terminará cuando los sentidos no sean ya capaces de reconocerse. Viajar sin parar. Es lo que hacemos cada día.

Me alegré de haberme parado unos minutos y haber dado rienda suelta a mi imaginación. Seguiré viajando, y sin equipaje, porque así llegaré sin duda muy lejos.

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