El gerontodiseño, más que una tendencia, una necesidad

Cada vez se da más importancia al diseño de artículo de todo tipo y desde luego de las casas, en busca de conjugar de la mejor manera posible estética y funcionalidad. Este propósito alcanza su máxima expresión con el llamado gerontodiseño, una ‘nueva’ manera de concebir los espacios al unir conceptos de la gerontología con el diseño para transformar y crear nuevos sistemas y productos dirigidos al adulto mayor con el propósito de mejorar su calidad de vida. El gerontosideño es más que ‘adaptar” para los mayores lo que ya existe. Se trata de diseñar, de concebir, algo nuevo exclusivamente para los mayores eliminando cualquier tipo de estigma existente sobre el envejecimiento y que por tanto también sirva para cualquier otra persona.

Lo primero que hay que hacer cuando hablamos de gerontodiseño es olvidarnos de andadores, quipos de ortopedia, etc. El gerontodiseño trata de crear ambientes, entornos menos –o nada- agresivos para los mayores, más cómodos y menos discapacitantes, eliminando barreras de todo tipo, desde la didicultad que supone para las personas de edad avanzada las pantallas táctiles de diferentes dispositivos, como la ambientación a media luz de un local comercial o el sistema de cierre de una lata… Así pues, el gerontodiseño, más que una tendencia es una necesidad. Una de las principales precursoras sobre este ‘nuevo’ concepto es Annika Maya Rivero, diseñadora mexicana que ha centrado su trabajo en el desarrollo de este concepto y la concienciación de los profesionales implicados y el resto de la sociedad.

Uno de los principales espacios en los que aplicar un diseño pensado para los mayores son sus hogares. No resulta fácil que después de casi toda una vida tratando de imprimir el propio carácter en una casa, tener que modificarla e incluso renunciar a ciertas cosas para adaptarla, hacerla más cómoda y segura a unas nuevas condiciones impuestas por el paso del tiempo. Sin embargo los cambios para lograr un hogar adecuado a las personas de edad avanzada no tiene porqué ser traumático y en ocasiones es posible mantener gran parte de lo que tenemos estimamos con tan sólo renovarlo o reutilizarlo de manera diferente. Víctor Regnier, arquitecto, investigador y profesor, ha centrado su trayectoria académica y profesional en el diseño de casas y comunidades para mayores. Regnier, viene analizando y evaluando desde hace años diferentes tipos de alojamientos en todo el mundo para seleccionar los que ofrecen mayores garantías de bienestar para personas de edad avanzada, llegando a establecer 10 claves al diseñar equipamiento para mayores a seguir para lograr, especialmente en los centros residenciales (Regnier, V y Denton A (2009): “Ten new and emerging trends in residential group living environments”. NeuroRehabilitation 25 (2009) que se podrían resumir de la siguiente manera:

Ubicación del centro en el propio entorno comunitario de las personas y, preferiblemente, con espacios abiertos (jardines, patios o paisajes naturales) y visibilidad al exterior

Procurar una accesibilidad integral y amigable en rampas, puertas, suelos, techos, etc. y creación de “grandes espacios pequeños y pequeños espacios grandes”y cuidar la iluminación.

Estimular con los diseños de los espacios abiertos la interacción social, combinándolos con rincones discretos y afectivos para recibir a la familia, amistades, etc. y que faciliten la independencia y favorecer diseños que permitan la creación de un espacio propio, íntimo, en el que se estimule la reminiscencia y la revisión vital de cada mayor.

Son especialmente recomendables las viviendas para pequeños grupos de personas; con espacios adecuados para facilitar y permitir el ‘vagabundeo’.

Claramente estos son sólo los primeros pasos de una/-as disciplina/-as que ‘irremediablemente’ –por fortuna- irá a más siquiera por una pura cuestión lógica si se atiende al hecho de que la población mayor va a seguir creciendo y además cada vez tenderá a tratar de estar en su propio espacio o en comunidades que se asemejen a éste.

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