Por
sus formas y colores, por sus singulares aromas y sabores, las frutas tropicales
han logrado conquistar la dieta mediterránea, sobre todo llegada la época
estival. Aparte de la piña y el plátano, de sobra conocidas por nuestra cocina,
existen muchas otras variedades exóticas, tales como el litchi, maracuyá,
guayaba, uchuva o el tamarillo, que además de entrar fácilmente por los ojos,
resultan ser especialmente ricas en vitaminas A, B y C, calcio, hierro, potasio
y magnesio. Por tanto, necesarias para nuestra salud y grandes aliadas contra el
envejecimiento.
El
aguacate, pertenece a una familia de plantas productoras de
esencias que crecen en zonas cálidas del planeta. Las especies que más se
comercializan son la mexicana, antillana y guatemalteca, y se diferencian
principalmente por su tamaño y cantidad de aceite.
El
caqui, es una fruta tropical que, curiosamente se cultiva en
regiones muy dispares, como Japón o Estados Unidos. Sin embargo, el que más se
consume es el de China, de color rojizo o amarillo, pulpa anaranjada, dulce y
jugosa.
Hasta 800 especies diferentes existen de chirimoyo, del que
procede otra de estas frutas exóticas, que se cultiva en zonas tropicales y al
sur de Europa. La chirimoya se consume como fruta fresca,
extrayendo su jugosa pulpa cuidadosamente para evitar sus grandes semillas;
también se suele usar para preparar mermeladas, batidos y helados.
El
cocotero del cual procede el coco es la palmera más cultivada
en el mundo, siendo utilizado su fruto como fuente de alimento, desecándolo o
fresco, y bebida, de hecho, el agua de coco tiene gran demanda en Europa, Asia y
Norteamérica. Además haberse convertido en alimento obligado en ferias y fiestas
populares, se utiliza como ingrediente en muchas recetas de
repostería.
El maracuyá, por su parte, tiene un sabor
ligeramente ácido, y es una de las frutas más aromáticas. De la misma familia,
la fruta de la pasión, tanto roja, naranja como amarilla, se
utiliza como alimento decorativo en platos de diseño y otras de
sus variedades como ornamento en centros de mesa.
A pesar de
que el aspecto externo del kivi es muy poco atractivo, se trata
de un fruto muy sabroso, de interesantes propiedades nutritivas, y muy
saludable. El litchi, otra fruta tropical, es parecido al
madroño, con sabor dulce. Y el mango, conocido como el
‘melocotón de los trópicos’, es carnoso, sabroso y refrescante. Y la guayaba,
uchuva o el tamarillo… Este verano, el exotismo se come.
sus formas y colores, por sus singulares aromas y sabores, las frutas tropicales
han logrado conquistar la dieta mediterránea, sobre todo llegada la época
estival. Aparte de la piña y el plátano, de sobra conocidas por nuestra cocina,
existen muchas otras variedades exóticas, tales como el litchi, maracuyá,
guayaba, uchuva o el tamarillo, que además de entrar fácilmente por los ojos,
resultan ser especialmente ricas en vitaminas A, B y C, calcio, hierro, potasio
y magnesio. Por tanto, necesarias para nuestra salud y grandes aliadas contra el
envejecimiento.
El
aguacate, pertenece a una familia de plantas productoras de
esencias que crecen en zonas cálidas del planeta. Las especies que más se
comercializan son la mexicana, antillana y guatemalteca, y se diferencian
principalmente por su tamaño y cantidad de aceite.
El
caqui, es una fruta tropical que, curiosamente se cultiva en
regiones muy dispares, como Japón o Estados Unidos. Sin embargo, el que más se
consume es el de China, de color rojizo o amarillo, pulpa anaranjada, dulce y
jugosa.
Hasta 800 especies diferentes existen de chirimoyo, del que
procede otra de estas frutas exóticas, que se cultiva en zonas tropicales y al
sur de Europa. La chirimoya se consume como fruta fresca,
extrayendo su jugosa pulpa cuidadosamente para evitar sus grandes semillas;
también se suele usar para preparar mermeladas, batidos y helados.
El
cocotero del cual procede el coco es la palmera más cultivada
en el mundo, siendo utilizado su fruto como fuente de alimento, desecándolo o
fresco, y bebida, de hecho, el agua de coco tiene gran demanda en Europa, Asia y
Norteamérica. Además haberse convertido en alimento obligado en ferias y fiestas
populares, se utiliza como ingrediente en muchas recetas de
repostería.
El maracuyá, por su parte, tiene un sabor
ligeramente ácido, y es una de las frutas más aromáticas. De la misma familia,
la fruta de la pasión, tanto roja, naranja como amarilla, se
utiliza como alimento decorativo en platos de diseño y otras de
sus variedades como ornamento en centros de mesa.
A pesar de
que el aspecto externo del kivi es muy poco atractivo, se trata
de un fruto muy sabroso, de interesantes propiedades nutritivas, y muy
saludable. El litchi, otra fruta tropical, es parecido al
madroño, con sabor dulce. Y el mango, conocido como el
‘melocotón de los trópicos’, es carnoso, sabroso y refrescante. Y la guayaba,
uchuva o el tamarillo… Este verano, el exotismo se come.