Despertar musical

En nuestro país, un elevado índice de las personas dependientes lo son a causa del Alzheimer. Como es sabido, la enfermedad afecta principalmente a personas mayores, cuya degeneración cerebral les influye de tal manera que, aunque físicamente estén muy bien, terminan por no poder valerse por sí mismos. Existen muchas terapias y algunas medicaciones indicadas para este tipo de enfermos, aunque los expertos siempre recuerdan que lo mejor es la prevención de esta dolencia: intentar mantener desde la madurez una mente lo más activa posible.

Sin embargo, los últimos estudios realizados al respecto son interesantes y esperanzadores, pero, sobre todo, muy creativos. Los trabajos en el campo de la neonatología ya nos hacían intuirlo: la música es un lenguaje como otro cualquiera y, si estimular al feto con su escucha puede preparar la mente del bebé para ser capaz de manejar otros idiomas en el futuro, seguramente también puede ser de gran ayuda para los enfermos de Alzheimer. Y así es, los últimos estudios demuestran que la música retarda la pérdida del habla y puede servir para ejercitar la memoria.

Lo más curioso es, que según este estudio realizado en Burgos a un grupo de 146 pacientes, es la música triste y nostálgica la que más estimula el cerebro. Así se ha demostrado tras someter a los enfermos a 20 días actividades de musicoterapia, arteterapia y psicomotricidad; consiguiendo mejorar notablemente sus actitudes sociales y mejorando su grado de demencia. La evocación de sentimientos y emociones, surgida a través de la escucha de canciones de toda la vida, contribuyó a que los afectados recordaran vivencias de su juventud, ayudándoles a perder la apatía y a prosperar a largo plazo.

Los resultados de este pionero estudio -fruto de una investigación en la que han colaborado Cajacírculo, la Universidad de Burgos y especialistas en Neurología del Complejo Asistencial de Burgos y del Centro de Rehabilitación Neurológica META de Las Rozas, Madrid- fueron publicados el año pasado en la prestigiosa revista norteamericana ‘Alzheimer Disease and Associated Disorders’ y han inspirado posteriores pruebas e investigaciones.

Una de ellas es la promovida por Dan Cohen; un trabajador social estadounidense que, habiendo reparado en los beneficios que la música de juventud tenía en los pacientes, ha implantado un “plan de música personalizada” en más de 50 asilos de todo su país. Su método consigue “encender” los recuerdos de muchos mayores, sacándoles del letargo.

Casi un milagro y todo un avance en una enfermedad que afecta mucho a los dependientes, pero también a los familiares que, en muchos casos, los tienen a su cargo. Un increíble paso, a fin de cuentas, que además de barato es de fácil aplicación -tanto en residencias como hogares- y que, sin duda, llenará de esperanza a muchos afectados.

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