Del amor y el desamor

Someter el amor a estudio científico puede tener los resultados más peliagudos. Sin embargo, no son pocos los que tratan de desentrañar sus misterios y secretos, la fórmula para que sea eterno y sus consecuencias sobre nuestra salud. Como ejemplos: dos investigaciones.

El primer estudio, llamado What’s Love Got to Do With It (¿Qué tiene que ver el amor con esto?) y llevado a cabo por la Universidad Nacional Australiana, analiza los factores que influyen en la duración del matrimonio como la edad de la pareja, las relaciones anteriores, si fuman o no, si tienen hijos de la pareja o anteriores al matrimonio, las condiciones económicas de la pareja… según informaba 20minutos.es. Entre las conclusiones más llamativas de la investigación, para las que se observó la convivencia y circunstancias de cerca de 2.500 parejas, destacan, por ejemplo, que un marido que es nueve o más años mayor que su mujer está dos veces más dispuesto a divorciarse, al igual que los hombres que se casan antes de los 25; se separan más las parejas que tiene hijos antes del matrimonio tanto fruto de la misma relación como de una anterior; las mujeres con más ganas de tener hijos que sus maridos también son más propensas a querer el divorcio; aumentan las posibilidades de divorcio que los padres de alguno de los cónyuges estén divorciados o separados; o que las parejas que se hayan casado por segunda o tercera vez tienen un 90% más de probabilidades de divorciarse que una pareja en la que para ambos es el primer enlace.

Sean cuales sean los factores que llevan a una pareja a divorciarse, el desamor provoca que empeore nuestra salud. Al menos ésta es la conclusión de un trabajo, publicado en Journal of Health and Social Behavior en el que se han analizado los antecedentes de más de 8.500 personas, de entre 50 y 60 años, y estudiado la relación entre su vida sentimental y su historial médico. sus conclusiones se resumen a que las personas que han estado divorciadas en, al menos, una ocasión, sufren una peor salud durante gran parte de su vida; las separadas o viudas tiene un 20% más de posibilidades de sufrir enfermedades crónicas como diabetes, cáncer, o problemas cardiovasculares; y aunque no soluciona el problema, volverse a casar retrasa la aparición de síntomas de enfermedades crónicas. Puede que, antes de tomar una decisión, haya que pensárselo más de dos veces.

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