Cuidar de los nietos, ¿placer o exigencia?

El pasado verano se presentó una novela en la que los abuelos y el cuidado de los nietos son los protagonistas. No es la primera vez (ni será la última) que hablemos de que hay familias que se sostienen gracias a la logística y al apoyo diario de los santos abuelos. Dicen algunos estudios que apenas el 12% de los abuelos cuidadores lo deciden ellos mismos, y que en el 31% de los casos son los hijos quienes lo deciden. Por todo ello, el autor, Pablo Dávila, se lanzó a escribir sobre este tema. A su juicio, el cuidado de los nietos por parte de los abuelos es «un tema tabú en muchos casos; hay una gran dificultad para tratar este tema», y es que infinidad de veces se oye que los abuelos están encantados con esta tarea, y aunque hay abuelos que realmente sí están encantados, en muchas ocasiones esto no es así.

Con capítulos cortos y de ritmo dinámico, la novela que hoy os presentamos, “Ellos encantados”, combina las emociones y el retrato social a través de temas candentes como la conciliación familiar, el salto generacional, el consumismo, el sistema educativo, las rencillas fraternales, la fidelidad, la comunicación interpersonal o la educación de los niños. A través de las desventuras de un joven matrimonio que ronda los 40 y que se ve obligado a ocuparse de sus hijos a tiempo completo, porque los abuelos se han hartado de hacer de canguro (y en parte, no podemos culparles, ¿verdad?).

“Ellos encantados” es la primera novela de Pablo Dávila; la obra consiste en una sátira fresca y actual de la sociedad española a través de un vehículo original e inédito: como decíamos, narra las desventuras de un joven matrimonio que se ve obligado a ocuparse de sus hijos a tiempo completo, porque los abuelos se han hartado de hacer de niñeras. Viviremos la experiencia a través de los ojos de tres generaciones –abuelos, padres y nietos–, cada parte con su particular visión y sus intenciones divergentes. Todo contado con un estilo ácido, rápido, gráfico y muy directo. Según los lectores, más que una radiografía, una endoscopia de las relaciones familiares aquí y ahora.

Dice la crítica que leer este libro es como ver una comedia de humor. El triunfo de esta novela radica, principalmente, en la naturalidad, al tratarse de una historia que podría ser la tuya o la de tu vecino. Además de la parte cómica también deja lugar para la reflexión: ¿Son los abuelos víctimas de esta situación o están “encantados” de pasar más tiempo con sus nietos?, ¿qué pasa si tus padres se niegan a seguir cuidando de tus hijos?, ¿tendría eso consecuencias más allá del mero ámbito de los niños? ¿Afectaría a tu trabajo, a tu vida social, a la relación con los educadores de tus hijos, a tu pareja, a tu economía? Todas ellas son preguntas muy interesantes, que sin duda, invitan a ser meditadas con calma.

Cuando le preguntan al autor si deben los abuelos cuidar de los nietos, Pablo, lo tiene claro: «Mi novela no pretende dar respuestas, sino más bien plantear interrogantes para que cada uno extraiga sus propias conclusiones. Sería muy arrogante por mi parte tratar de aleccionar sobre este tema, no soy un especialista en la materia; pero sí un “observador creativo”, y he creado una historia en la que todos las personas que lo leen, encuentran un reflejo constructivo, de sí mismas o de quienes les rodean. Solo puedo hacer una afirmación tajante: para muchísima gente aquí y ahora, los abuelos son total y absolutamente imprescindibles. ¿Lo son porque hay una necesidad real (como la precariedad laboral, por ejemplo) o porque los padres de hoy ponen demasiada energía en el ocio, la ambición profesional, etcétera? En boca de Rafa, el abuelo gruñón de la novela: ¿somos la generación “me lo pido todo”? ¿O es que los abuelos necesitan sentirse útiles y son los que reclaman esa función cuidadora?» Y con estas interesantísimas reflexiones, os animamos a haceros con el libro.