¡Cuidado con las prácticas comerciales deshonestas!

Los mayores somos más prudentes a la hora de comprar, sin embargo, también estamos más expuestos a los comerciantes sin escrúpulos.

Algunas normativas comunitarias tratan a los mayores como objeto de especial protección a la hora de comprar, ya que algunos comerciantes se aprovechan de que estamos poco informados de nuestros derechos para intentar engañarnos. La mayor parte de los problemas no ocurren en las tiendas, es más común cuando contratamos servicios, llevamos a cabo reformas domésticas o en viajes organizados.

En el caso de los viajes, debemos leer bien lo que vamos a contratar, para no llevarnos a equívocos después. Así, tendremos derecho a exigir aquello que hemos contratado. El ejemplo más común, son aquellas excursiones que tienen como objeto último una charla de venta de un producto. En este concepto, no hay nada de reprochable cuando se ha anunciado previamente. Pero antes de comprar cualquier cosa, hay que leer toda la documentación que nos ofrezcan y comprobar su cláusula de revocación. Debemos tener en cuenta que nos asiste el derecho de desistimiento si en el plazo de siete días desde la recepción del producto nos arrepentimos y queremos que nos devuelvan el dinero.

En casa hay que ser igualmente precavido. Los servicios en el hogar son otra fuente de problemas si no hacemos bien las cosas. Si hacemos reformas o instalaciones pero no pedimos factura para ahorrarnos el IVA, pagamos menos, pero si hay cualquier contratiempo o disconformidad, habremos perdido la garantía para reclamar. Por lo tanto, exijamos factura y que contenga una descripción concreta de la obra que se nos hizo.

Y otro de los ámbitos de consumo que genera más reclamaciones es el de las visitas a domicilio de comerciales de compañías energéticas y de comunicaciones. Se trata de personas con una gran capacidad de persuasión y empatía con el cliente, lo que no significa que lo que les proponen sea siempre ventajoso. Por esa razón, no debemos firmar ningún papel sin leerlo detenidamente ni aceptar presiones con el pretexto de que las ofertas y promociones se acaban.

Estos son solo algunos ejemplos típicos de situaciones en las que se producen irregularidades ante las que no hay que sentirse indefenso. Y siempre que percibamos que se ha cometido un atropello contra nuestros derechos podemos denunciarlo. Para ese fin existen en muchos municipios las Oficinas Municipales de Información a los Consumidores (OMIC), en las que nos pueden asesorar sobre nuestras reclamaciones y mediar para tratar de resolver conflictos.

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