Compartir tareas domésticas, un plus para la durabilidad de los matrimonios

Esta semana hemos descubierto, gracias a un interesantísimo artículo de la Revista Aceprensa, que el London School of Economics ha publicado recientemente un estudio, dirigido por la investigadora Wndy Sigle-Rushton, en el que se ha hecho un seguimiento a 3.500 matrimonios que han permanecido unidos durante los cinco años consecutivos al nacimiento de sus primogénitos.

Una de las cuestiones más curiosas que se derivan de este estudio es que en aquellos matrimonios en los que el marido se había implicado más a fondo en las tareas del hogar hubo menos rupturas que en el resto de los mismos. Por otra parte, del estudio se deduce que las mujeres que trabajan fuera de casa y no cuentan con la ayuda marital corren más riesgo de divorciarse que las que se dedican únicamente al hogar y tienen cónyuges trabajadores.

Todo esto parece derivar en conclusiones del todo lógicas; las mujeres no quieren que sus parejas se dediquen en cuerpo y alma a la casa, sencillamente esperan que inviertan en ella un tiempo prudencial, teniendo en cuenta su actividad fuera del hogar, así como la de las propias mujeres. Las féminas se conforman, por tanto, con ver que sus maridos se implican todo lo que pueden, aunque sea menos que ellas.

Y es que, aunque parezca una obviedad, el matrimonio es cosa de dos y uno de los secretos para que funcione es basarlo en principios tan sólidos como la ayuda y el apoyo mutuo. Las nuevas generaciones están de suerte en este sentido, porque esta manera de pensar ya forma parte de la mentalidad de la mayoría de nuestros jóvenes, mientras que hace años, compartir las tareas del hogar no sólo era impensable sino que, además, podía llegar a estar incluso mal visto.

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