¡Bichos fuera!

Objeto de estudio, motivo de fobias o de ensimismamiento…. Los insectos son parte de nuestra vida y por lo general su presencia no suele crearnos mayores problemas… Salvo cuando se instalan en nuestra casa….


 


Cucarachas, chinches, termitas y un etcétera más largo de los que podemos imaginar, están al acecho para invadir los hogares a través de tuberías o de pequeñas fisuras en las paredes y convertirse en una plaga con el consiguiente peligro para la salud, ya que estos minúsculos bichos portan en sus patas, piel y aparato digestivo microorganismos que pueden causar graves enfermedades.


 


Lo primero es tratar de evitar que estos poco agradables miembros del mundo animal lleguen hasta nuestros dominios, para lo cual es muy importante mantener unas buenas condiciones higiénicas, no acumular basuras, residuos o alimentos en mal estado y ser concienzudos con la limpieza, especialmente de filtros y rejillas de los aparatos de aire acondicionado. Si tenemos mascotas – muy proclives al ataque de pulgas, garrapatas y chinches- debemos también ser extremadamente cuidadosos con su aseo, por lo que utilizaremos un champú específico y  cambiaremos con regularidad los collares. Además, mantendremos las comidas y piensos de los animales bien cerrados y envasados en recipientes metálicos, almacenados a cierta altura y nunca en exteriores. En el caso de tener cerca un espacio natural como parques o jardines, nos preocuparemos de cortar asiduamente los matorrales y el césped del jardín.


 


Si a pesar de las precauciones una plaga de insectos invade nuestra casa, debemos atajarla de inmediato y ello podemos hacerlo de dos formas: Con medidas biológicas (utilizando productos biológicos que aseguren un control de la plaga) o con Medidas químicas (usando diferentes compuestos que se eligen según las características de la superficie de que se trata, la plaga que se pretende combatir, las condiciones de temperatura y humedad, etc.)


 


Generalmente, a la hora de abordar la desinfección para destruir bacterias, virus, hongos y otros microorganismos patógenos, se recurre a la nebulización y pulverización de productos químicos, tratando de mantener los niveles de contaminación microbiana dentro de los límites considerados aceptables, desde el punto de vista sanitario. Para ello normalmente se utilizan productos químicos tóxicos para los microorganismos, pero tienen el mínimo impacto para el ser humano y el medio ambiente. Mediante un aparato microdifusor, el desinfectante se emite fragmentado en gotas muy pequeñas que se reparten de manera homogénea por todos los puntos de la casa. Entre las técnicas de desinfección destaca la fumigación, la más agresiva, ya que se aplica un gas (el bromuro de metilo) que es muy dañino para la salud, por lo que después de realizarse el proceso de fumigación, se debe medir el grado de toxicidad en el ambiente para comprobar que la vivienda puede habitarse de nuevo.


Otra forma de actuación es la desinsectación, en la que reemplazan de manera gradual los plaguicidas químicos (biocidas) por otros métodos con igual efectividad, pero de bajo impacto en el medio ambiente y la salud. Así, se usan geles y trampas de feromonas, con el fin de respetar el medio ambiente y la salud de las personas.


 


Si se actúa a tiempo, se pueden ahorrar costes sanitarios, económicos y medioambientales, de ahí la importancia de llamar a profesionales cuando la plaga ya esté en casa.

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