Lo oriental está de moda también en el hogar. Durante siglos la filosofía Zen ha servido de guía práctica para lograr la armonía y el equilibrio en todos los aspectos de la vida. Sin embrago, no ha sido hasta las últimas décadas que occidente no ha adaptado las prácticas y costumbres de este saber oriental, relacionado con las artes marciales, los arreglos florales o los jardines japoneses, a las distintas facetas de su vida cotidiana, como la decoración.
El estilo Zen, última vanguardia en cuanto a decoración, busca el sentido a través de “la experiencia del cuerpo y del espíritu”, para lo que se requiere una paz y equilibrio, en este caso reflejado en los elementos que componen nuestro hogar. De acuerdo con esta máxima las líneas del mobiliario deben ser suaves y sencillas; la sobriedad debe vencer al barroquismo y a la excesiva ornamentación; fundamental, un sutil toque masculino y los colores neutros, los únicos que pueden “invadir” la paz del hogar.
Blanco. La gama de colores que van del ocre al beige son los colores preferidos para decorar en esta filosofía. El blanco transmite armonía, más aún cuando la luz se refleja en estos colores neutros sin encontrar obstáculos. En cuanto a los materiales, la tendencia es la madera natural, preferiblemente del árbol de la haya. Lo que se pretende en una casa Zen es la sobriedad, el pragmatismo y un ambiente confortable, en el que nos podamos mover con libertad en un espacio sensual.
El estilo Zen, última vanguardia en cuanto a decoración, busca el sentido a través de “la experiencia del cuerpo y del espíritu”, para lo que se requiere una paz y equilibrio, en este caso reflejado en los elementos que componen nuestro hogar. De acuerdo con esta máxima las líneas del mobiliario deben ser suaves y sencillas; la sobriedad debe vencer al barroquismo y a la excesiva ornamentación; fundamental, un sutil toque masculino y los colores neutros, los únicos que pueden “invadir” la paz del hogar.Blanco. La gama de colores que van del ocre al beige son los colores preferidos para decorar en esta filosofía. El blanco transmite armonía, más aún cuando la luz se refleja en estos colores neutros sin encontrar obstáculos. En cuanto a los materiales, la tendencia es la madera natural, preferiblemente del árbol de la haya. Lo que se pretende en una casa Zen es la sobriedad, el pragmatismo y un ambiente confortable, en el que nos podamos mover con libertad en un espacio sensual.
Elementos decorativos. Cuantos menos “adornos” tenga la casa mejor, sin embargo, hay algunos permitidos en el estilo Zen, como los jarrones de cristal con agua, paja, piedras,…sin flores; cuadros o marcos negros con estampados geométricos o dibujos simples. En el dormitorio se impone la tranquilidad y la pureza del blanco, por ello, nunca se deben poner cabeceros recargados, con sábanas, edredón y cortinas blancas, y con una luz baja.Si se anima a apuntarse a la “fiebre del Zen”, recuerde las tres claves: apueste por el blanco en todas las habitaciones, huya de los elementos superfluos y dispóngase a disfrutar del equilibrio y la armonía que le inspiren su hogar.
