Apple en clave mayor

La muerte de Steve Jobs hace un par de semanas ha comportado un alud periodístico de lamentos, panegíricos y miradas retrospectivas al trabajo del co-fundador, y hasta que su enfermedad se lo permitió presidente, del gigante informático Apple. Es difícil la objetividad: para algunos ha sido un visionario que anticipó el futuro con sus hallazgos (aunque más justo sería decir que los de todo un gran equipo que ha estado detrás de las sucesivas innovaciones de la marca de la manzana), mientras que otros ven en él, sobre todo, a un hábil vendedor y maestro de las técnicas comerciales.

No hay duda de que para mucha gente los productos de Apple han significado un gran cambio en la forma de comunicarse y relacionarse, de usar la tecnología y hasta de vivir. Pero lo que nos resultaría más interesante es descubrir si para el colectivo senior ha supuesto algo distinto a lo que haya supuesto para otros grupos. Porque por un lado Apple se dirigió principalmente a un tipo de consumidor avezado, dinámico y gustoso de probar nuevos entornos tecnológicos, lo que desgraciadamente no siempre se corresponde con el público mayor y que se ha incorporado en edad madura al uso de dispositivos electrónicos. Pero por otro lado, puso mucho el acento en la facilidad de uso, en la claridad de disposición de elementos o en unas funcionaliddes intuitivas que no requiriesen largas instrucciones para disfrutar de sus posibilidades, lo que ciertamente sí que encaja con lo que muchos esperamos de nuestra relación con la tecnología.

Y es que en los últimos años, algunas de las aportaciones de la casa californiana han permitido acortar la brecha generacional que siempre parece difícil de superar en estos temas. Porque si sus ordenadores de sobremesa, equipados con el entorno operativo conocido como Mac, son francamente minoritarios entre los usuarios senior, otros inventos han supuesto una cambio en el estado de la cuestión. El más señalado es el obtenido por el iPad, las llamadas tabletas que incorporan en un formato entre el teléfono y el portátil las aplicaciones propias de otros dispositivos de Apple. Y aunque no existan cifras que lo prueben, en la misma compañía existe la percepción de que han conseguido una especial buena acogida entre los seniors, que valoran especialmente la sencillez de su interfaz y su fácil manipulación y que, además, han contado con el capital para permitirse lo que otros muchos usuarios han percibido como un capricho caro. Algunos especialistas afinan incluso más, cuando como Takahiro Miura, investigador de la Universidad de Tokio, exponen que el iPad es una gran herramienta para los mayores porque “requiere pocos conocimientos previos y es muy indulgente con los errores de procedimiento.”

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