Su nombre completo es Ana Obarrio, es argentina y se ha convertido en la reina de la pista a sus 83 años. Pero no todo en su vida han sido éxitos. El tenis le apasiona desde que era una niña, sin embargo, cuando se casó, su esposo la obligó a dejar su deporte favorito y dedicarse al cuidado de su familia.
Ana sacrificó convertirse en una promesa del tenis mundial para criar y sacar adelante a sus diez hijos y consiguió formar una maravillosa familia de la que hoy se siente orgullosa.
Sin embargo, nada le hacía más feliz que sentir el suelo de una pista de tenis en sus pies, por eso nunca pudo olvidarse de este deporte, simplemente lo dejó aparcado a un lado y tras la muerte de su marido, Ana volvió a coger la raqueta y a ponerse al día en aquella pasión que había dejado 20 años atrás, pero que seguía en su cabeza más viva que nunca.
Poco a poco, esta octogenaria volvió a competir y ya ha alcanzado el puesto 34 en el ranking mundial en su categoría. No tiene miedo a la edad porque sabe que lo único que podrá frenarla es que el cuerpo no aguante, pero mientras éste se mantenga en forma, ella seguirá luchando por conseguir el punto de partido que le lleve a la victoria.
Hoy Ana se dedica a lo que realmente le gusta y no piensa si ya ha cumplido los 60, los 70 o los 80, sólo que seguirá al pie del cañón mientras el cuerpo aguante y sus brazos sigan rematando con la misma energía que hasta ahora.
Ella es un ejemplo más para muchos jóvenes que tendrán que luchar por sus sueños, pero también para muchos mayores que cada día piensan en tirar la toalla y sin embargo siguen adelante con esfuerzo y valentía.
¡Enhorabuena Ana, eres una campeona!
