Alerta naranja en el hogar

El invierno es quizá la época en la que los accidentes provocados por un uso inadecuado de las instalaciones de gas en los domicilios toman un mayor protagonismo, sin embargo no hay que bajar la guardia durante el resto del año ni tampoco confiarse aun cuando la instalación sea muy sencilla como la de una cocina o una estufa con bombona de butano.


 


Y es que también las bombonas de butano requieren seguir ciertos procedimientos para garantizarnos la seguridad y que se basan en tres premisas: cumplir con las revisiones periódicas, mantener en las condiciones adecuadas los elementos de la instalación y realizar siempre una manipulación correcta. Pero vayamos paso a paso.


 


Las revisiones se deben llevar a cabo cada cinco años por un instalador autorizado o alguna de las agencias distribuidoras de la empresa suministradora que podremos elegir tras pedir los pertinentes presupuestos, ya que corre a cuenta de cada usuario. En estas inspecciones además se deben sustituir todos los elementos de la instalación que tengan fecha de caducidad o que estén deteriorados (gomas, cabezales…). Siempre deberemos exigir el “Certificado de Idoneidad”, ya que es el único documento que da validez a la inspección de la instalación de gas. También pediremos las piezas sustituidas, puesto que en caso de reclamación servirán como prueba.


 


En cuanto al mantenimiento lo primero es saber que está prohibido tener en nuestra casa más de dos bombonas de gas butano, excepto si la tercera es móvil y se está en el interior de una estufa. Esta prohibición se debe al gran peligro de explosión que puede generar la acumulación de tal cantidad de gas butano en una vivienda. Las botellas siempre han de estar en posición vertical –bajo ningún concepto las debemos tumbar-, ya estén llenas o vacías. Además, es indispensable que la instalación de gas esté situada en un espacio  bien ventilado y se situarán las rejillas de ventilación deben en zonas inferiores, ya que el gas butano es más pesado que el aire, por lo que en caso de fuga desciende. Es igualmente importante cuidar de que las gomas que llevan el gas desde las bombonas a las cocinas, calentadores y estufas se encuentren siempre en perfecto estado y cambiarlas cuando caduquen para evitar escapes que originen explosiones o intoxicaciones.


 


Por lo que a la manipulación de las bombonas de butano de refiere, a la hora de cambiar la bombona de gas butano se debe realizar lejos de cualquier fuente de calor o de fuego, como velas encendidas, cigarros o estufas y se ha de hacer siempre con  la llave del cabezal cerrada para que el gas que se escape sea mínimo. Si durante esta operación se produce un escape de gas, no se debe abrir ni cerrar ningún circuito eléctrico, ya que estos causan descargas capaces de provocar un incendio o explosión.


 


Aunque a priori puede parecer que el mayor riesgo ante una fuga de gas butano es el de que se produzca una explosión, no hay que olvidar que también existe peligro de intoxicación y hasta de asfixia al inhalar este gas cuya concentración debe ser alta para que se detecte mucho antes de que llegue a ser peligroso como para provocar la muerte por asfixia de una persona. Además, el gas butano en realidad no huele, por lo que para su comercialización se le añade una sustancia sulfurosa que, en caso de escape, alerta de su presencia. En el caso de que percibamos el olor se debe cerrar la válvula de gas, abrir las ventanas y cerrar la puerta de la estancia y a continuación alertar a un servicio de emergencia y salir de la vivienda. La inhalación de gas butano provoca somnolencia y posible pérdida de conocimiento, síntomas que nada tienen que ver con los causados por la inhalación de monóxido de carbono, la denominada muerte dulce, provocada por la mala combustión de los aparatos de gas y que resulta mucho más peligrosa.


 


Está claro que bastan apenas unas pocas pautas para que el uso de las botellas de butano en  nuestro hogar sea seguro y eficaz.

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